Empecemos dando la bienvenida a todos los señores que han sido encargados de conducir la marcha de la vida política de nuestros cantones, de las parroquias y de la provincia. Se trata de manifestar la estima a todos ya que han tenido la confianza de las mayorías de los votantes y, en democracia, el camino marcha así. Es también cierto que el tema de las mayorías refleja la línea de acción que hay que seguir.

El otro tema es dado por la verdad que hay que recordar: los que han sido elegidos lo son para definir la marcha no solo del grupo que ha expresado en ellos la confianza sino que ya son para servir a todo el pueblo independientemente de la línea de cada uno de los votantes. Alcaldes, miembros de las juntas parroquiales y prefecto son tales para todos los ciudadanos. Esto recuerda a todos la necesidad de sentirse encima de sus definiciones de movimiento y de partido. Seguro que las líneas de acción son definidas por la ideología en la que se pone la propia atención, pero el servicio es para todos.

Utilizamos también la palabra “servir”, es un término que tiene que reflejar el estilo y el fin de la misión propia de la política: retomo esto porque hay frecuentes dudas sobre la actitud y la finalidad de algunas personas que han precedido en esta misión. No quiero manifestar juicios, solo recordar algunas expresiones fruto de lo que ha ocurrido en tiempos anteriores. Servir es poner al centro de toda iniciativa y beneficio el bien común, palabra que revela como la razón de ser de la política está justo en el ser y en el bien de la comunidad o sociedad. Desde allí las personas individuales reciben el beneficio ya que el bien de la comunidad refleja y se repercute en todos.

Reconocer las líneas de acción de la sociedad, dar la bienvenida a los que han sido elegidos, felicitarles y recordar su misión y ofrecerles la disponibilidad a todos para acompañar el camino de servicio y de bien común.