FECHA: 09-07-2018
REDACTOR: Marta Gómez Ferrals
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Eduardo García Lavandero: vida y muerte imborrables
El 23 de junio de 1958, a los 36 años, el combatiente Eduardo García Lavandero murió crucificado por 50 disparos de balas, marcados en su cuerpo, en bravo enfrentamiento con las fuerzas policiales de la dictadura de Fulgencio Batista, las cuales lo acorralaron ya herido y solo en una lavandería de la calle Vapor, en La Habana.
García Lavandero, jefe de Acción y del Llano del Directorio Estudiantil Revolucionario fundado por José Antonio Echeverría, caído en combate el 13 de marzo de 1957, le había prometido a su madre que sabría “morir como un hombre” en el momento que fuera necesario, debido a su intenso accionar combativo contra el oprobioso régimen.
Testigos y compañeros recordaron que el día de su asesinato, Eduardo se dirigía hacia el edificio Washington, radicado en la esquina en que convergen las calles Jovellar y Soledad, cuando fue detectado por un grupo de esbirros que vigilaban el inmueble.
Tras un intercambio de disparos, en el cual uno de ellos lo impacta en una pierna, el joven logra escapar con pericia y encontró refugio en una lavandería sita en Vapor no. 70. Un delator informó a los sicarios el lugar de su escondite y hasta allí fueron a buscarlo.
Eran mayoría contra un hombre solo, pero extremadamente corajudo y guerrero. Disparó contra ellos mientras pudo y les causó bajas, pero el número de sus atacantes se impuso y cuando se acabaron las balas de la pistola del revolucionario, su única arma es que tuvo la osadía de arrojarse a sus captores como proyectil, entonces le cargaron a plomazos con más saña.
Había nacido el cinco de junio de 1922 en el poblado pinareño de San Cristóbal, como descendiente de un abuelo con grados de general mambí. Siendo todavía bisoño la familia se fue a vivir a Artemisa, donde Eduardo hizo los primeros estudios y comenzó el bachillerato.
En 1956 entregó armas que custodiaba al Directorio Estudiantil Revolucionario, presidido por José Antonio Echeverría, quien era secretario general de ese movimiento, el brazo armado de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que también encabezaba.
Sacrificó casi todo a la causa mayor: la unidad familiar, al tener que alejarse de su esposa y abandonar el cultivo del tabaco en su terruño, principal medio de sustento por entonces.
Eduardo participó en el osado sabotaje dirigido por el Directorio y ejecutado el 13 de enero de 1957 a la agencia de ventas de auto Ambar Motors, en Infanta y 23, donde se guardaban carros de la policía, lo cual provocó que más de la tercera parte de estos vehículos fueran inutilizados.
Sin embargo, no estuvo implicado en los asaltos al Palacio Presidencial ni Radio Reloj, por encontrarse en Estados Unidos, en la búsqueda de fondos para armamentos de la insurrección.
Llegó a Cuba en una expedición, junto a Faure Chomón, que desembarcó por Nuevitas en febrero de 1958, lo cual contribuyó a que el Directorio creyera, al centro del país, contar con las condiciones para abrir el frente guerrillero del Escambray.
En tanto, la lucha desde la Sierra Maestra dirigida por Fidel Castro se fortalecía, ampliaba y estaba a punto de avanzar indetenible por todo el país, de Oriente a Occidente. Transcurría el último año de la dictadura de Batista.
Tras su viaje al Escambray, ya en marzo García Lavandero estaba de nuevo en la capital como jefe nacional de acción de su organización, su cargo principal en los momentos de su muerte. Vida y muerte heroicas, inolvidables, tuvo Eduardo García Lavandero.
Fue un comentario de Marta Gómez Ferrals… en la voz de… y la realización de…
ACN RADIO
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