Cuando tenia 12 años, Cosimo Piovasco, baron de Rondo, en un gesto de rebelion contra la tirania familiar, se encaramo a una encina del jardin de la casa paterna. Ese mismo dia, el 15 de junio de 1767, encontro a la hija de los marqueses de Ondarivia y le anuncio su proposito de no bajar nunca de los arboles. Desde entonces y hasta el final de su vida, Cosimo permanece fiel a una disciplina que el mismo se ha impuesto. La accion fantastica transcurre en las postrimetrias del siglo XVII y en los albores del XIX. Cosimo participa tanto en la revolucion francesa como en las invasiones napoleonicas, pero sin abandonar nunca esa distancia necesaria que le permite estar dentro y fuera de las cosas al mismo tiempo.