Producción: Lizardo Rojas Tovar. digitalaudiomix@yahoo.com
Neiva (Huila)- Colombia
NARRADOR- Periquín tenía su linda casita junto al camino.
Periquín era un conejito de blanco peluche, a quien le gustaba salir a tomar el sol junto al pozo que había muy cerca de su casita. Solía sentarse sobre la boca del pozo y allí estiraba las orejitas, lleno de satisfacción.
Qué bien se vivía en aquel rinconcito, donde nadie venía a perturbar la paz que disfrutaba Periquín!
Pero un día apareció el Lobo ladrón, que venía derecho al pozo.
Nuestro conejito se puso a temblar. Luego, se le ocurrió echar a correr y encerrarse en la casita antes de que llegara el enemigo: pero no tenía tiempo! Era necesario inventar una estrategia para engañar al ladrón, pues, de lo contrario, lo pasaría mal. Periquín sabía que el Lobo, si no encontraba dinero que quitar a sus víctimas, castigaba a éstas dándoles una gran paliza.
Ya para entonces llegaba a su lado el Lobo ladrón y le apuntaba con su espada, ordenándole:
LOBO- Ponga las manos arriba señor conejo, y suelte ahora mismo la bolsa, si no quiere que le sople en las costillas con unos cuantos golpes de mi espada.
NARRADOR- Periquín se lamentaba, haciendo como que no había oído las amenazas del ladrón
CONEJO- Ay, qué rabia tengo, querido Lobo! - Ay, mi jarrón de oro...!
LOBO- De oro...? Qué dices? .
CONEJO-Sí amigo Lobo, de oro. Un jarrón de oro macizo, que lo menos que vale es un dineral. Me lo dejó en herencia mi abuela, y ya ves! Con mi jarrón era rico; pero ahora soy más pobre que las ratas. Se me ha caído al pozo y no puedo recuperarlo! Ay, infeliz de mí! ,ahora que voy a hacer, he perdido mi herencia.
NARRADOR-lleno de codicia, el ladron pregunto:
LOBO- Estás seguro de que es de oro? De oro macizo? -
CONEJO- Como que pesaba veinte kilos! Veinte kilos de oro que ahora están en el fondo del pozo y que ya no podré sacar.
LOBO- Pues mi querido amigo, ese hermoso jarrón de oro va a ser para mí.
CONEJO- No es justo señor lobo, lo menos que puedes hacer es compartirlo conmigo.
LOBO- Nada de eso, ese jarron de oro serà solo mio.
NARRADOR- El Lobo, además de ser ladrón, era muy tonto y empezó a despojarse sus vestidos para estar más libre de movimientos. La ropa, los zapatos, la terrible espada, todo quedó al lado de la entrada del pozo.
LOBO - Voy a buscar el jarrón-.
NARRADOR- Y metiéndose muy decidido en el cubo que, atado con una cuerda, servía para sacar agua del pozo, se dejó caer por el agujero.
Poco después llegaba hasta el agua.
LOBO - Conejito, ya he llegado! Vamos a ver dónde está ese tesoro. Te acuerdas hacia qué lado se ha caído?
NARRADOR- Periquín respondió conteniendo la risa.
CONEJO - Mira por la derecha -
LOBO - Ya estoy mirando pero no veo nada por aquí .. .
CONEJO - Mira entonces por la izquierda -dijo el conejo, asomando por la boca del pozo y riendo a más y mejor.
LOBO - Miro y remiro, pero no le encuentro... De que te ríes? .
CONEJO - Me río de ti, ladrón tonto, y de lo difícil que te va a ser salir de ahí. Éste será el castigo de tu codicia y maldad, ya que has de saber que no hay ningún jarrón de oro, ni siquiera de hojalata. Querías robarme; pero el robado vas a ser tú, porque me llevo tu ropa y la espada con la que atemorizabas a todos. Viniste por lana, pero has resultado trasquilado.
NARRADOR -Y, de esta suerte, el conejito ingenioso dejó castigado al Lobo ladrón, por su codicia y maldad.
Todos los animales del bosque daban gritos de alegría.
Y colorin colorado, este cuento se ha acabado.