“El Gobierno venezolano no está actuando hace mucho tiempo de buena fe ni con la madre tierra ni con los seres humanos, su interés en Canaimö no es salvar un Parque Nacional de la minería, es controlar militarmente el territorio pemón para empujar el Arco Minero en alianza con el crimen organizado, los grupos armados y sus aliados internacionales.
Los pueblos indígenas y las organizaciones de base indígena que aún se le oponen son el único obstáculo para la ejecución de ese etnocidio y ese ecocidio y llamamos a la unidad de los que luchan en el territorio, van por los pemón y van por todos, porque van por e’inwiinmá, el corazón de agua de la tierra, para anular la vida que da, incluso, a los que viven sin honrarla.
El pueblo pemón y sus autoridades son como nosotros la carne verdadera que busca salidas y alternativas para no ser desplazados y sometidos a la esclavitud y la indigencia; verdaderos, pero no infalibles ni dueños de la verdad. Quien reclama la tenencia de la verdad es occidente, lo ha hecho por más de 500 años y hoy nos pide que sigamos siendo imagen conveniente. Nosotros somos la memoria ancestral, somos también lo que marcó el dolor de la colonización, y somos casa abierta al conocimiento, a lo nuevo, somos pueblos en lucha y nuestro camino es el de las comunidades.“
La salida al abismo en y desde Venezuela no es la guerra para “remover a Maduro” ni esta es una “acción humanitaria” como la presenta Trump o Duque-Uribe desde Colombia. Ese es el abismo. Más extractivismo, más destrucción territorial, más enriquecimiento de unos pocos a costa de la mayoría, más entrega del territorio a las fauces depredadoras de insaciables codiciosos.
La salida de Venezuela tampoco es defender la burguesía izquierdo-parlante en el poder que a nombre de todo lo que defendemos y por lo que luchamos los pueblos, actúa en sentido inverso y compite con lo peor del capitalismo por el control y mercantilización destructiva del trabajo esclavizado de los pueblos y de los territorios. La única salida, allí como en todas partes es la liberación de territorios y pueblos que dejen atrás el estado, y territorio por territorio en campos y ciudades declare su soberanía, la ejerza colectivamente desde asambleas y garantice en confederación o tejido de resistencias y autonomías dejar atrás el orden racista, patriarcal, capitalista y mafioso cuyo éxito es este fracaso de despojo, esclavitud, misoginia, guerra para los pueblos y las tierras por el poder para el enriquecimiento de unos pocos. El Pueblo Pemón en la Orinoquía ha decidido dar el primer paso. Arriesgarlo todo porque tiene todo por ganar y nada que perder. Wainjirawa acá lo apoya y lo declara y convoca ese tejido confederado de libertades. Confederación y tejido que no se somete más a fronteras de estados nación para el despojo porque los tejidos vivos de la madre tierra no son unidades administrativas para el despojo sino territorios-memoria liberándose y poniéndonos en libertad. Sí: el pueblo Pemón, como el zapatista, como el Kurdo, como el Mapuche, como el Purépecha, como los pueblos del Cauca con el nacimiento del CRIC, como los pueblos Maya y como todos los pueblos indígenas, campesinos, populares, como las mujeres en rebeldía y revolución, han asumido el camino de la vida, porque la muerte, venga de donde venga y se enmascare como se enmascare, no es una opción. ¡Así Sí! Planes y proyectos de vida. Pueblos en Camino. http://pueblosencamino.org/?p=6790