llevaban al individuo que en el pueblo envejecía,
para que ahí se muriera porque ya no les servía.
Como la cuesta era grande el descanso era obligado;
al viejo que se cansaba se le llevaba cargado,
había que subirlo al cerro y dejarlo abandonado.
Un hombre llevaba al padre porque ya no le servía,
y en el descanso obligado el viejo así le decía:
Aquí mismo descansé cuando a tu abuelo subía.
El hijo reflexionando a su padre levantó,
y cargándolo en la espalda hasta el pueblo regresó.
Lo que no quiero que me hagan no debo hacerlo yo....
La vida pronto se acaba como tú lo podrás ver;
todo el que la hace la paga y es fácil de comprender.
Lo que no quieres que te hagan, nunca lo debes hacer.