La gente quemó al kulub con gasolina en la Cueva de Barro. Cuando lo encendieron salió bastante humo como si fuera viento, entonces la gente pensó que ya se había muerto pero el animalito nunca desapareció. Cada vez que lo quemaban aparecía otro y otro k´ulub entre más los molestaban, más aparecían.
Una noche, un anciano soñó que le decían que para que el k´ulub desapareciera tenían que ir a visitar a Santo Tomás de Oxchuc y dejarle limosna.
Al otro día, el hombre platicó su sueño con otros ancianos. Entonces entre todos consiguieron semillas de maíz, se organizaron y cooperaron para ir a la Iglesia de Oxchuc.
Después de caminar y caminar llegaron a la iglesia, ahí rezaron y le dieron la ofrenda a Santo Tomás. La gente lloraba y le pedía que sacará al kulub de la comunidad.
Fue así que un día el animalito se subió a un árbol y se metió en un hueco y ahí se quedó quietito, quietito, hasta que se murió. De esa manera la gente de la comunidad aprendió que es importante hacer fiestas y rezos antes de sembrar la milpa. No debemos permitir que nuestras costumbres se pierdan.
De palabras de Don Francisco Gutiérrez