Martín en su dulce sueño habla con una sirena, quien le cuenta porque tiene cola de pez, como hija de Poseidón gracias a ella puede nadar en el mar y mientras cantaba suena el reloj y despierta el pequeño. Esa mañana muy temprano viajaría a la playa con sus padres, por lo que con mucha emoción preparó todo para su anhelado viaje. En las tardes previas a este paseo, su abuelo le describía el hermoso atardecer del sol en el mar, el rugido fuerte de las olas, la refrescante brisa que suaviza el fuerte sol que nos broncea. Los padres de Martín estaban contentos al ver a su hijo feliz, divirtiéndose juntos como una familia que disfruta de la vida, demostrando cuanto se querían, así se dieron cuenta lo importante que es compartir el tiempo y descansar con su hijo, dejando atrás los problemas y el poder aprender a ser justos y afectuosos, entrando por la puerta al mundo donde crecen sus sueños, se pintan los colores y florecen los amores de todo niño. Hacer cosas juntos es la mejor recompensa, la mejor forma de dejar atrás las preocupaciones. Todos tenemos derecho a ser escuchados, porque de la abundancia del corazón habla nuestra boca.