Algunos nos sentimos más seguros cuando hay un ritmo muy marcado y no hay disonancias.
Otros, preferimos la fascinación irresistible de lo contrario.
En el primer caso, mencionamos al primer rock and roll, al blues al chamamé, por ejemplo.
En el segundo, al primer Pink Floyd, a Piazzolla, o a la música clásica contemporánea.
Hoy, en LPMR, escuchamos la Sinfonía del Nuevo Mundo, compuesta por el compositor checo Ántonin Voryak, que anduvo por este mundo entre 1841 y 1904.
Si es cierto que hay dos formas de música, la arquitectónica y la descriptiva, la expresión pasa exclusivamente por el lenguaje musical.
Lenguaje musical que, en Occidente, viene mostrando estructuras cada vez más complejas.
La música arquitectónica exige el conocimiento de estructuras codificadas: la exposición del tema, el tiempo y las variaciones.
En la música descriptiva, la evocación de imágenes nace de referencias que pertenecen a las artes figurativas, la literatura, o el pensamiento filosófico.
El lenguaje musical está constituido por ciertos elementos primarios: el ritmo y el timbre, que caracterizan las ideas musicales.
La progresiva formación de lo que terminó siendo el sistema tonal es donde las ideas musicales se desarrollan.
Para tener conciencia de estos elementos primarios, hay que ejercitar la memoria musical.
Con su ejercicio, la memoria musical se convierte en una actitud auditiva que permite orientarnos aún en las composiciones más complejas.
Algunos ejemplos de formas musicales, nos van a permitir entendernos mejor.
Dentro del amplísimo mundo de la música académica, están las danzas y las variaciones.
En las distintas danzas, desde la pavana del siglo XVI a los valses de Chopin, se puede reconocer una idea musical, o, a veces, dos muy similares.
Se resigna complejidad, porque el fin es la danza de los bailarines.
Otro ejemplo son las variaciones, tales como las Variaciones Goldberg de Bach, o las Variaciones Diabelli de Beethoven. 4
En el punto más alto para la complejidad de la audición está el contrapunto.
En él, el desarrollo de las ideas musicales se somete a una superposición de estructuras, a tal punto que se vuelven poco reconocibles.
Algunas composiciones forman un cuerpo único, y otras se componen de secciones, movimientos o tiempos, separadas entre sí por una pausa.
En los conciertos, esta pausa es esperada con impaciencia para toser, desenvolver caramelos, o hablar con el vecino.
Los grandes autores han creado las formas musicales según sus necesidades expresivas.
En las distintas formas, se desarrollan las ideas que el oyente ha de poder captar.
Hay un componente narrativo, y otro en paralelo arquitectónico, lo cual constituye la esencia misma de la música occidental.
Los comentarios de este programa pertenecen a Claudio Cascini, del libro “El arte de escuchar la música”, del año 2006.
En el programa de hoy, escuchamos la Sinfonía Nº 9 en mi menor opus 85, o Sinfonía del Nuevo Mundo, compuesta por el compositor checo Antonin Dvorak, que anduvo por este mundo entre 1841 y 1904.
La ejecución estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de la radio bávara, con la dirección de Rafael Kubely.
Componen la obra los siguientes movimientos: adagio, allegro molto, largo, scherzo, molto vivace, y allegro con fuoco.
Dedicamos este programa a aquel coro de muchachas vestidas de percal.