Autor: Usbaldo Volcán-O
El poema que no escribí jamás murió por mi negación
a plasmar mis versos en un papel in maculado;
el poema que no escribí jamás murió por mi negligencia existencial
y por el miedo a la verdad.
El poema que no escribí jamás me rogó nacer de mis adentros furtivos
donde el magma inconsciente de mi verdad
se reprimió consciente.
El poema que no escribí jamás
murió en las calles inconclusas,
con sus pordioseros y perros hambrientos,
y la maldad latente, ilusa.
El poema que no escribí jamás me pidió nacer
como nacieron muchos hijos de esta patria:
sin padres, sin pasado.
Me pidió, ser como ellos y que lo adoptaran las calles.
El poema que no escribí jamás,
me pidió nacer del llanto de mis negras madres
y de la rabia introvertida de mi padre.
El poema que no escribí jamás,
me pidió nacer de las manos del campesino triste,
de su tierra, de sus frutos, de su troja de barro ,
me pidió nacer del fuego
y de la lluvia que es siempre un milagro.
El poema que no escribí jamás
murió en la cama de las indecisiones, con el llanto de una musa,
con su seducción marchita.
El poema que no escribí jamás
murió con los hijos que nunca tuve,
con las frases que nunca pronuncié por miedos ajenos
y por la culpa de culpar a los demás de mis propias limitaciones.
El poema que no escribí jamás
es un proscrito en su propia tierra,
exiliado por quienes juzgan y matan a los versos y a su poetas
El poema que no escribí jamás, se quedó atrás como mis pies.
No murió a pesar del frío, del hambre y la miseria.
Durmió bajo puentes, comió de la caridad,
Fortaleciéndose mientras yo regresaba por él
Y por los pies que siempre guardó
para que yo diera esos pasos inconclusos.
El poema que no escribí jamás, se hizo esclavo del tiempo.
No envejeció jamás a pesar de que si lo hicieron
mi cuerpo y mi alma.
Un poema no envejece, se hace joven con el tiempo.
Sobrevive a quien lo escribe. No tiene miedos.
El poema que no escribí jamás, solo espera al autor perfecto.
Si, el poeta no crea un verso,
el verso ya existe, como las imágenes, como la vida
cuando el autor está preparado, se revela el verso.
El poema que no escribí jamás, espera a ser revelado.
Por ti, por mí: a él no le importa.
El poema que no escribí jamás, no murió en realidad,
solo espera, a renacer de las cenizas
de un poeta no nacido.
El poema que no escribí jamás,
no sé cuando lo escriba,
y no sé si me alcance el tiempo.