por Grober Cutipa
De los nevados de la cordillera de Apolobamba en Bolivia, nacía el río Suches. Sus aguas cristalinas parecían un espejo donde los pastores se miraban sus rostros. En su recorrido regaba el inmenso bofedal Occopampa, en el distrito de Cojata, provincia de Huancané. Allí crecían pastos verdes, donde cientos de alpacas, blancas como las nubes, comían pasto verde. Los niños, junto a sus padres, salían a los riachuelos a pescar mauri y trucha para el desayuno, recuerda Celestina Mamani Ccama comunera de Occopampa, cerca al hito 18 en la línea de frontera con Bolivia.
Una mañana, cuando las alpacas recién habían sido sacadas de los corrales, el rumor del río Suches, aumentó como si el caudal del agua hubiera aumentado por azote de granizada en la cordillera; pero el cielo estaba azul, y el líquido que venía era el venenoso relave minero de color chocolate y alcanzaba hasta tres metros de altura, como si fueran olas. Habían rebalsado cinco pozas de sedimentación construidas artesanalmente por mineros informales instalados en la zona de Apocollo-Suches, lado boliviano.
Los mineros bolivianos contrataban cargadores frontales y volquetes grandes de lado de Perú y armaron más de 400 chutes, y depositaban los relaves en una poza de sedimentación que rebalsó y con la crecida del rio Suches sepultó los pastos y ensució el agua de 33 comunidades y parcialidades del distrito de Cojata. Las comunidades de Piñuni y Occopampa eran los más afectados. En abril del 2012, por Bolivia el gobernador de La Paz, César Cocarico y por Perú el presidente regional de Puno, Mauricio Rodríguez, junto a los representantes de las cancillerías de ambos países: suscribieron un acta de intenciones para buscar soluciones a la contaminación de ese río binacional, tras un recorrido por los hitos 18 y 19.
A la semana siguiente se instaló la Red de Monitorio Binacional del río Suches, dirigida por la Autoridad Nacional del Agua (ANA) de Perú y su similar de Bolivia y en el mismo Occopampa recogieron las muestras de agua y suelo; para luego trabajar los programas de remediación. Encabezó la representación boliviana, Onorato Condori, representante agrario de Cantón Central Suches; Juan Carlos Sinañi Huanacu, miembro provincial de Frans Tamayo y Apolo, representantes de la milicia y mineros. Roger Matos, Director general de límites de fronteras de la Cancillería Boliviana, y Edwin Ventura del Ministerio del Ambiente de Perú, estuvieron en el recojo de las muestras.
El 27 de enero del 2013 los Cancilleres del Perú Rafael Roncagliolo y de Bolivia, David Choquehuanca, conversaron en Lima, igualmente sobre la situación de la minería informal en la Cuenca del Río Suches, acordando trabajar estrechamente para solucionar las dificultades y hechos derivados de dicha actividad. Pero, hasta el momento sigue la contaminación del río con relaves mineros, asegura la regidora de la Municipalidad de Cojata, Marta Anco, quien solicitó a las autoridades nacionales de Bolivia y de Perú indemnización de los animales muertos a causa de los relaves mineros que desembocan al río Suches.
El Gerente Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, Edwin Machaca León y la responsable de la Defensoría del Pueblo en Puno Luz Erquinio Alarcón sugirieron a las cancillerías de Perú y Bolivia mayor celeridad en la solución de la contaminación del río binacional Suches y que ambos países destinen un presupuesto para remediar la contaminación ambiental; porque la población afectada de esa zona ya no puede esperar más.
El río Suches parece más contaminado que el Ramis, pero igual ingresa al lago Titicaca, y su agua es tan sucia que puede afectar a la salud humana. Pero un día llegará cuando los alpaqueras y alpaqueros tengan su río Suches limpio. Sabrán levantarse.