Jorge Bucay, Cuentos para pensar, RBA Libros, Buenos Aires 1997.
NARRADORA En un oasis escondido en los más lejanos paisajes del desierto, se
encontraba de rodillas el viejo Eliaju, al costado de algunas palmas datileras.
EFECTO CAVANDO
NARRADORA Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a
abrevar sus camellos y vio a Eliaju transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
HAKIM ¿Qué tal anciano?... ¡Salam!... ¡La paz sea contigo!
ELIAJU Y contigo, vecino Hakim.
HAKIM Pero, Eliaju, por el nombre de Alá, ¿qué haces aquí, con este calor tan
terrible y esa pala en las manos?
ELIAJU Siembro.
HAKIM ¿Siembras?... ¿Qué estás sembrando aquí, Eliaju?
ELIAJU Dátiles. Siembro dátiles.
HAKIM ¡Dátiles!... El calor te ha dañado el seso, querido amigo. Ven, deja
esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.
ELIAJU No, debo terminar la siembra. Luego, si quieres, beberemos...
HAKIM Dime, amigo, ¿cuántos años tienes?
ELIAJU No sé... sesenta, setenta, ochenta, no sé, lo he olvidado... Pero eso, ¿qué importancia tiene?
HAKIM Mira, amigo, las datileras tardan más de cincuenta años en crecer y dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal. Ojalá vivas muchos, muchísimos años más. Pero tú sabes que difícilmente llegarás a cosechar lo que hoy siembras. Vamos, ven conmigo.
CONTROL MÚSICA ÁRABE
NARRADORA El anciano dejó la pala un momento, y levantó la vista señalando las altas palmeras de dátiles a su alrededor.
ELIAJU Mira, Hakim. Yo comí los dátiles que otro sembró, alguien que tampoco soñó con probarlos. Yo siembro hoy para que otros puedan comer mañana. Por aquel desconocido o por aquella que vendrá después de mí, vale la pena terminar mi tarea.