Durante el día, los afectados pueden mostrar poco o ningún síntoma de demencia, pero el cambio hacia la noche puede ser drástico.
Sin embargo, la respuesta a la música puede ser contundente, incluso cuando la medicación ya resulta ineficaz.
La música puede tener efectos positivos impactantes en ésta y en otras afecciones como el Síndrome de Tiuret o el autismo.
El Síndrome del crepúsculo puede comprenderse en parte como una reacción de pánico frente a una premonición de corte de la percepción del flujo del tiempo.
Este síndrome, en el que se percibe la inminente pérdida de la experiencia del flujo temporal, es no pocas veces aliviada por esa forma temporal del arte, la música.
Es posible entonces que la función normalizadora de la música sea la de sostener la ilusión de que el tiempo fluye ordenadamente. De ahí que se hable de la música como prótesis temporal.
El científico Henri Bergson sostenía que el flujo temporal sólo puede ser captado por la intuición no racional.
Alfred Whitehead creía que el tiempo era un importante hecho metafísico. Como este programa, por ejemplo.
Se refería poéticamente al flujo temporal como “el margen vívido de la memoria teñido de anticipación”.
En las sociedades occidentales, el tiempo es conceptualizado como lineal, y la experiencia del flujo temporal se basa en nuestra conciencia de secuencia y duración.
Para Freud, la percepción del flujo temporal es una proyección de nuestra proyección interna del paso de nuestra propia vida.
La antropología y la lingüística nos han enseñado que la experiencia del tiempo es culturalmente relativa.
Existen muchas culturas en las que el tiempo no es lineal sino cíclico: los tibetanos, algunos habitantes de la India, los killé de Guatemala, o los javaneses, entre otros.
La experiencia del tiempo nos sirve subjetivamente como principio ordenador.
No es el tiempo el que pasa, sino nosotros, decían en el barrio del ángel gris.
Gracias a la música, tenemos una imagen virtual del tiempo, de factura humana, del mismo modo que las artes plásticas crean imágenes virtuales del espacio.
En el programa de hoy, en LPMR, escuchamos música del compositor Harold Budd, en su disco “By the dawn`s early light”, de 1991.
Harold Budd nació en 1936 en Los Angeles, y desarrolló su carrera desde 1962 hasta hoy en el género “clásico contemporáneo” o “minimalismo”, para decirlo de algún modo.
Dedicamos este programa al compadre del gavión y de la mina.