José María Arguedas, El sueño del pongo, Salqantay, Lima, 1965.
PATRÓN (RIÉNDOSE) Pues, habla. ¡Habla, si puedes!
PONGO Señor, patrón mío Anoche tuve un sueño.
PATRÓN ¿No me digas?
PONGO Soñé anoche que habíamos muerto los dos, tú y yo. Juntos habíamos muerto los dos.
PATRÓN ¿Qué dices?... A ver, cuenta ese sueño. Cuéntalo todo, indio.
PONGO Como éramos hombres muertos, señor mío, aparecimos desnudos los dos. Desnudos ante nuestro gran padre San Francisco.
PATRÓN ¿Y qué pasó, entonces?... Sigue, habla.
PONGO Viéndonos muertos, desnudos, nuestro gran padre San Francisco nos examinó con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qué distancia. A ti y a mí nos examinaba. Estaba pesando el corazón de cada uno y lo que éramos y lo que somos.
COCINERA (3 P) ¿No quiere tomar nada, patrón?
PATRÓN No, no quiero nada. No me distraigas. A ver, indio, sigue hablando. ¿Qué pasó?
PONGO Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos de nuestro padre San Francisco.
PATRÓN Y tú, ¿qué hacías?
PONGO No puedo saber, señor mío. Yo no puedo saber lo que valgo.
PATRÓN Está bien, sigue contando tu sueño.
PONGO Entonces, después, nuestro padre San Francisco dijo con su boca
CONTROL MÚSICA CELESTIAL
FRANCISCO (ECO Y EN 2 P) Que venga el ángel más hermoso del cielo. Y que traiga una copa de oro. Y en la copa, la miel más dulce, la miel más exquisita.
PONGO Apenas nuestro padre San Francisco dio la orden, apareció un ángel brillando como el sol. Vino caminando despacito y trayendo una copa de oro en sus manos Y se acercó a ti
FRANCISCO Ángel mayor, cubre a este caballero con la miel purísima que traes en la copa de oro. Que tus manos sean como plumas cuando pasen sobre el cuerpo de este hombre.
PONGO Y así lo hizo el ángel. Levantó la copa y fue enluciendo tu cuerpecito, patrón, con la miel purísima. Te cubrió todo, desde la cabeza hasta los pies. Y en el resplandor del cielo tu cuerpo brillaba como si estuviera hecho de oro, transparente. (CESA FONDO)
PATRÓN Así tenía que ser. Muy bien. Y a ti, ¿qué hizo contigo, indio?
PONGO Cuando tú brillabas en el cielo, nuestro gran padre San Francisco volvió a ordenar
CONTROL MÚSICA CELESTIAL
FRANCISCO Que venga el ángel más viejo, más ordinario. Y que traiga un tarro sucio, un tarro lleno de basura humana, de excrementos.
PONGO Y llegó entonces un ángel que ya no valía, de patas escamosas, que ni fuerzas tenía para mantener las alas en su sitio. Llegó cansado, trayendo en sus manos un tarro grande
FRANCISCO Vamos, embadurna el cuerpo de este hombrecito con el excremento que traes en esa lata. Todo el cuerpo, de cualquier manera cúbrelo como puedas, rápido.
PONGO Entonces, con sus manos nudosas, el ángel viejo me cubrió el cuerpo con con disculpe, patroncito con la mierda que traía en aquella lata. Me cubrió desigual el cuerpo, así como se echa barro en la pared de una casa ordinaria, sin cuidado. Y quedé a la luz del cielo apestando, avergonzado.
PATRÓN Así tenía que ser. Un buen sueño has tenido, pongo de mierda.
PONGO Su licencia, patrón. Aún no he terminado.
PATRÓN ¿Todavía hay más?... Continúa, pues, ¿qué más pasó?
PONGO Pues cuando nuevamente nos vimos juntos los dos en el cielo ante nuestro gran padre San Francisco, él volvió a mirarnos. Quedó mirándonos largo rato con sus ojos que llenan todo y todo lo ven No sé hasta qué profundidad nos alcanzó con sus ojos, juntando la noche con el día, el olvido con la memoria. Y luego, dio su sentencia.
FRANCISCO Todo cuanto los ángeles debían hacer con ustedes ya está hecho. Ahora ¡empiecen a lamerse el uno al otro!... Despacio, por toda la eternidad.
CONTROL MÚSICA MUY EMOTIVA
NARRADORA A esa misma hora, el viejo ángel rejuveneció. Sus alas recuperaron su color negro, su fuerza de antes, su gran poderío.
CONTROL ESTROFA DE LA HIERBA DE LOS CAMINOS:
CUANDO QUERRÁ EL DIOS DEL CIELO
QUE LA TORTILLA SE VUELVA
QUE LOS POBRES COMAN PAN
Y LOS RICOS MIERDA, MIERDA.