¿De quién es la responsabilidad de dar continuidad a la formación de lectores y escritores? ¿Mía, por haber desencadenado deseos y necesidades? ¿Del Estado, que no prolonga los servicios de educación y cultura hasta cada habitante del país?
Irene ha escrito una treintena de títulos que buscan el placer de la lectura desde el contacto más profundo, que es el de las emociones. Por eso no es extraño que le hayan solicitado escribir un libro que le permita a las nuevas generaciones ingresar a un libro fundamental de la literatura colombiana y universal, como es Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Porque no es raro que muchos, no solo las nuevas generaciones, se sientan intimidados por la friolera de páginas del clásico del Premio Nobel de Literatura. Entonces, Irene Vasco emprendió la décimo cuarta lectura de su libro favorito y junto al ilustrador peruano Rafael Yockteng hicieron un libro llamado Expedición Macondo. Una obra que va repasando personajes, objetos y episodios inolvidables de Cien años de soledad para ir perdiéndole el miedo y familiarizarse con el universo de Macondo. Además, va interpelando al lector respecto de su propia vida y lo cuestiona, sobre su árbol genealógico, por ejemplo, cuando desde el comienzo señala la estirpe de la familia Buendía. Un libro que tiene un fin didáctico que a más de alguien pudiera incomodar, pero que Irene defiende diciendo que tiene justamente esa finalidad: la de ayudar a los profesores, ella les llama maestros, a la hora de introducir a sus alumnos en una obra donde se cuenta la realidad de manera mágica, como pareciera ser la vida habitual de Colombia.
Los invitamos a escuchar la presente conversación de esta escritora colombiana con Vivian Lavín.