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Este es nuestro primer episodio de BIOGRAFIAS, y para este episodio he elegido a Tito Livio y a Virgilio. Un historiador y un poeta. Ambos eran contemporáneos del emperador Augusto. Hola, les habla Abel desde Zagreb, Croacia. Bienvenidos a mi podcast. El Cuento de Roma, Episodio 22 — Tito Livio y Virgilio. Virgilio y Tito Livio – Tito Livio y Virgilio. Al final y al cabo el orden no es tan importante, pero aquí les cuento la principal razón por la cual he decidido llamar este episodio así. Sin bien en nuestro Episodio 1 comenzamos a narrar la historia de Eneas y su huida de Troya, que obviamente viene de una obra de Virgilio, y si bien Virgilio fue mucho más mencionado en los primeros episodios de nuestro cuento, el diseño de la cubierta le favorecía mucho más a Tito Livio que a Virgilio. No, no estoy hablando de una competición estética o de una audición literaria entre los dos hombres, sino que, al cabo de elegir las dos caras que pondría en la tapa mi episodio con Photoshop, pues… he decidido poner a Tito Livio de frente y a la izquierda, y a Virgilio de perfil y a la derecha. Y como nosotros pertenecemos a una cultura que escribe de izquierda a derecha, pues ahí lo tiene: Tito Livio y Virgilio. En cuanto a mi vida privada, aquí estoy en Zagreb, la capital de Croacia. Un país en el que no nací, no fui a la escuela, y no tengo ningún derecho a pensión o jubilación, porque nunca trabaje aquí. Si sumo todas las visitas que hice aquí, tengo algo así como un año uy medio de estar en Croacia. Es por esto que los croatas, cuando me oyen hablar en croata, me miran raro, y no pueden adivinar de qué parte provengo, a pesar de que no hago errores de gramática, de inclinación de sustantivos, o de conjugación de verbos. Y además, comparado con 12 años que viví en Alemania, 13 años y pico en Argentina, 17 años en los Estados Unidos, y siete años en China, todo lo que viví en Croacia no llega ni a un 3% de mi vida. Y aquí estoy, recuperándome de un golpe que la vida me dió. Hoy hace ya (con la palabra ya subrayada), hoy hace ya una semana entera que enterré a mi mamá. Como vuela el tiempo. Y al igual que los romanos, sentí que el mundo se derrumbaba alrededor mío. Cuando en el año 18 antes de Cristo, un barco proviniendo de Grecia ancló en el puerto de Roma, noticias de terror cundían por las calles de la ciudad eterna. Quiero resaltar aquí que barcos que provenían de lugares lejanos, tal como Grecia, no hacían puerto en Ostia, que si se acuerdan, fue fundada por aquel cuarto rey de Roma, Anco Marcio, sino que tomaban refugio en el puerto llamado Portus Julius que fue construido durante la época de la dinastía Julia en Roma. Construcción comenzó durante los últimos anos de la vida de Julio Cesar, pero la mayor, y mejor parte del puerto fue diseñada por Marco Agripa, quien, como sabrán, verdaderamente fue la mano derecha el primer emperador de Roma. La construcción de ese puerto va a merecer un episodio para sí mismo, pero para eso falta rato, así que vamos a ir cerrando el paréntesis del tema del puerto de Roma, y vamos a volver al tema del pánico que cundía desde el Puerto Julio, y hasta Roma misma. Eso era una distancia de unos 220 kilómetros en total. Cuando uno de los pasajeros más distinguidos que viajaba en ese barco descendió al muelle de piedras de basalto poligonales, dos esclavos inmediatamente lo cubrieron con una especie de paraguas, a pesar de que la lluvia era mínima. Fue ahí que Tito Livio se enteró que un grupo de esclavos se había escapado de una granja perteneciente a uno de los terratenientes más ricos del área del golfo de Nápoles, y que estaban aterrorizando las periferias de Roma, y ganando tracción a medida que avanzaban. […]
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