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Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast. El Cuento de Roma, Episodio 23 — No llores por mí, Veyes. No es por nada que existe la expresión “hogar dulce hogar,” o “home sweet home” en inglés. No creo ni por un minuto que exista un idioma que no tenga una frase o expresión que no sea un buen equivalente de esto, y creo que eso tambien vale para los antiguos romanos. Pero, como veremos en este episodio, esto tambien cuenta para los enemigos de Roma, y hoy hablamos de dos de estos enemigos: Fidenas y Veyes. La primera fue la única ciudad al sur del rio Tiber, y la segunda era la ciudad etrusca más conocida y probablemente la más fuerte de toda la confederación etrusca. Como primero, recordemos que Veyes y Roma eran algo así como una imagen reflejada en un espejo, cada una de ellas teniendo poder de un lado del Tiber, y cada una manteniendo un pequeño enclave del otro lado del rio. El enclave de los etruscos del lado sur del Tiber estaba a unos 8 o 9 kilómetros rio arriba de Roma, mientras que los romanos mantenían control del lado norte del Tiber justo en frente a su propia ciudad. Después de la primera tal llamada guerra veyense, la ciudad de Fidenas no fue exactamente conquistada por los Romanos, pero tampoco quedó explícitamente bajo el control de los etruscos. Estoy hablando de la guerra del 484 al 474 AC, en la cual la familia de los Fabios fue aniquilada. A medida que el tiempo avanzaba, y en parte debido a todas las plagas que decimaron a los romanos, no hubo una clara delineación de guerra o paz hasta el año 437 o 434 AC, según nuestras fuentes. Hasta ese entonces los romanos tenían relativa influencia sobre Fidenas, y además había muchos residentes romanos viviendo allí. Pero todo cambió cuando los fidenitas cambiaron de partido, poniéndose voluntariamente bajo el dominio del rey de Veyes, un hombre llamado Lars Tolumnio. Inmediatamente, Roma envió a cuatro embajadores a Fidenas para investigar si esto era real, y cuáles eran las razones por ese cambio de rumbo. Los Fidenitas, no sabiendo que decirles a los embajadores romanos, rápidamente enviaron sus propios embajadores a Veyes para preguntarle a Lars Tolumnio qué hacer con los romanos. Según la leyenda, Tolumnio quien estaba jugando a un juego de dados en el momento en el que recibió las noticias, hizo una broma acerca de estos embajadores, diciendo algo como por qué no se morían todos los romanos, y los fidenitas inmediatamente volvieron a Fidenas y reportaron el mensaje, que por supuesto, fue totalmente malentendido. Pero, ni dos por tres—los fidenitas mataron a los embajadores romanos. Cayo Fulcinio, Clelio Tulo, Espurio Antio, y Lucio Roscio fueron ejecutados en la plaza pública de Fidenas, sin siquiera tanto como un juicio provisional. Tito Livio ofrece una clara narrativa de la guerra a continuación. La primera batalla se libró en el lado romano del río Anio, y fue ganada por el cónsul Lucio Sergio Fidenas, aunque a un costo extremadamente alto. Y aquí no quiero que piensen que un cónsul romano se llamaba Fidenas. No, este es uno de los típicos casos donde un apellido se le agrega a un romano, por haber conquistado un territorio para Roma. Así que, ahora el hombre se llamada Lucio Sergio Fidenas. Después de esa costosa victoria Mamercino Amilio fue proclamado dictador de Roma por el Senado. El dictador consiguió forzar a los veyenses a retirarse al otro lado del río Anio, pero no mucho más lejos que eso. De hecho, solamente empujaron a los veyenses hasta las colinas que se encontraban entre Fidenas y el rio Anio. El rey Tolumnio ocupó esa posición hasta la llegada de sus aliados de otra ciudad llamada Falerii, mientras que los romanos tomaron una posición en el ángulo entre el Anio y el Tíber. Como primera nota de al lado, el lugar donde los romanos se fortificaron estaba tan cerca de Roma que los romanos podían ver los techos de su propia ciudad, y todo lo que sucedía en la colina del Capitolio. […]
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