El pianista francés Francois Couturier ha escrito la música que evoca las emociones suscitadas en las películas de su director favorito….…el ruso Andrei Tarkovski.
Los comentarios de este programa pertenecen a Claudio Cascini, del libro “El arte de escuchar la música” , del 2006, publicado en Argentina por editorial Paidós.
Dentro del mundo de la música académica, culta o clásica, las composiciones suelen incluir en su título la tonalidad.
El oyente percibe consonancias y disonancias, es decir modulaciones dentro de la tonalidad o con cambios de una a otra.
Estos tránsitos y estos retornos crean una narración, un relato o una descripción con una culminación conclusiva al volver a la tonalidad principal.
Algunos compositores hicieron un uso extraordinario, combinando los pasos entre tonalidades con los timbres, y las funciones tímbricas de los instrumentos.
En la música de Mozart y Schubert, hay cambios continuos y alusivos, creando efectos de movilidad muy rápidas.
La narración se vuelve más pormenorizada.
El oyente alcanza el sentido de culminación conclusiva, tras un itinerario más rico en sugestiones e inquietudes.
Esta movilidad entre distintas tonalidades, se acentuó hacia finales del siglo XIX, con combinaciones tan complejas que generó una crisis del propio concepto de tonalidad.
El desarrollo narrativo pasa de ser accidentado a tortuoso.
Se vuelve elíptico y adquiere nuevas lógicas.
La narración musical adquiere una lógica nueva, que al oyente le resulta muy frustrante en ciertas partes.
Muchos autores contemporáneos han augurado que el oído se adaptaría a las disonancias, y que el antiguo impulso a resolverlas se abandonaría por una natural evolución del oído.
Así, se pretende negar la naturaleza del sistema tonal y su origen en una tendencia genética.
Las actuales tendencias de la música culta, llamadas neorrománticas o minimalistas, han gestionado con seguridad esta esperanza.
Ambas proponen un retorno a la consonancia y al sistema tonal empleado no como elementos propulsores de la narración musical, sino como momentos estáticos, separados e independientes.
Las piezas de este disco tienen una realidad casi táctil.
A veces, la música es casi insoportablemente triste y llena de angustia, en otras es absolutamente aterradora. Estas oscuras emociones son equilibradas por otras más brillantes, que sin embargo están rodeadas de sentimientos de soledad y melancolía.
La música escuchada pertenece al disco NOSTALGHIA, SONG FOR TARKOVSKI, que el pianista francés Francois Couturier grabó en 2006.
El pianista Francois Couturier es acompañado aquí por Ania Lechner en violonchelo, Jean Marc Larché en saxofón soprano, y Jean Louis Matinier en acordeón.
Andréi Tarkovski nació en la Union Soviética en 1932.
Es considerado uno de los más importantes e influyentes autores del cine ruso y uno de los más grandes de la historia del cine.
A pesar de haber realizado únicamente siete largometrajes en veinticinco años de carrera, y del carácter notoriamente anticomercial de la mayoría de sus películas…
… hoy día Tarkovski es recordado por su extrema exigencia a la hora de preparar y dirigir sus proyectos.
Fue el primer cineasta soviético en recibir el León de Oro de Venecia, por su primer film “La infancia de Iván”, de 1962.
Sin embargo, este triunfal comienzo no le impidió sufrir severos problemas con las autoridades soviéticas, y tardó siete años en lograr estrenar su siguiente película, la monumental Andréi Rubliov, en 1969.
Harto de las imposiciones y de la presión de las autoridades culturales soviéticas, emigró primero a Italia, donde realizó el documental Tempo di viaggio en 1983 y el largometraje de ficción Nostalgia en el mismo año.
Dedicamos el programa a aquellas novias encerradas, abriendo las persianas, detrás de su canción.