Por falta de fondos, desde junio de 2020, este portal de intercambios se encuentra congelado. Ha sido imposible mantener activo el sitio que ha crecido constantemente desde que se abrió en 2006. Queremos agradecer a quienes, de una u otra forma, apoyaron esta iniciativa de Radialistas Apasionadas y Apasionados: la oficina de UNESCO en Quito por aportar el empujón inicial; a CAFOD por confiar siempre en nuestras iniciativas; a HIVOS y la DW-Akademie por sus apoyos para ir mejorando la web y mantener el servidor; a Código Sur por sostener técnicamente Radioteca la mayoría del tiempo que estuvo activa; a Roberto Soto por su solidaridad técnica en estos últimos años; y la Red de Radios Comunitarias y Software Libre que, junto a Guifi.net, permiten que esta versión final de Radioteca siga en línea y no se pierdan nunca los audios que muchas radios nos confiaron a lo largo de 14 años.
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Desde las 8 de la mañana empezó a llegar la gente a la Plaza de Mayo. Formados en una fila que poco a poco fue rodeando el lugar hasta casi llegar a la Casa Rosada, jóvenes, estudiantes y jubilados esperaban los camiones que cargados de fruta llegarían a la capital. Y es que desde hace varias semanas productores de peras y manzanas de Río Negro y Neuquén, junto con los productores de cítricos de la provincia de Entre Ríos, acordaron realizar un FRUTAZO y ¿eso qué es? Pues que decidieron viajar a la capital y ahí cerquita de la casa donde vive el presidente, regalar 30 mil kg de fruta que de lo contrario se les hubiese podrido en la chacra o en el tul –como dirían nuestros compañeros del cauca- porque cosecharla les sale muy caro. La cosa es así, cada semana los precios suben, si hoy por un kilo de naranjas usted pagó 43 pesos (unos 3200 pesos colombianos) la siguiente semana puede estar pagando 50. Entonces un abanderado del libre mercado alegaría que los costos de producción también son altos, no señores, estos no alcanzan los $5 –es decir, unos 350 pesos colombianos-, y aquí viene lo peor, de esos 43 pesos que cualquiera en la ciudad paga por un kilo de naranjas, al que las sembró y cosechó sólo le tocan $3, es decir, unos $200 colombianos ¿les suena familiar? ¿En el campo colombiano no pasa algo más o menos parecido? Pues bueno, al mejor estilo de la Marcha de la Comida, los cientos de personas madrugadoras empezaron a recibir naranjas, mandarinas, peras y manzanas directamente de las manos de quienes las sembraron y cosecharon, sin intermediarios. Frutas que por estos días son un lujo, volvieron a ser comidas con deleite por los porteños mientras los agricultores esperan que la cámara de diputados apruebe por un año más la Ley de Emergencia Económica, sin la cual se verían enfrentados al embargo de sus chacras por el no pago de impuestos. Así pues, tanto en Colombia como acá bien al sur de Abya Yala, la situación para el que trabaja la tierra es tristemente la misma, poquísimas garantías para el consumo interno y formas de comercialización perversas que solo benefician, paradójicamente, a los que mantienen las manos bien limpias porque la tierra ni la tocan. Pero no todo es tan malo, se ve cómo los pueblos escuchan el llamado de Uma Kiwe y viajan kilómetros para reencontrarse con el otro, para mirarse a los ojos y compartir la comida; para levantar la voz y hacernos recordar que sin la tierra no somos nada.
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