En la voz de Gaviota RomeroSiempre se ha dicho que la Navidad es una fiesta tradicional cristiana para celebrar el nacimiento de Jesús. Pero muchas personas se preguntan qué tienen que ver algunas costumbres navideñas con Jesucristo.
Para empezar, está el mito de Santa Claus, o Papá Noel. La imagen que se tiene hoy de este personaje alegre, vestido de rojo, de barba blanca y mejillas rosadas se hizo famosa en un anuncio de 1931 para un refresco. En la década de 1950, en Brasil se intentó sustituir a Santa Claus con un personaje indígena local: Vovô Índio (Abuelo Indio). ¿Se consiguió? Según el profesor Carlos Fantinati, Papá Noel no solo venció al Abuelo Indio, sino también “derrotó al niño Jesús, pasando a ser el representante oficial de la fiesta del 25 de diciembre”. Pero el mito de Santa Claus no es el único elemento extraño de la Navidad. Para saber qué otros hay, retrocedamos a la época de los primeros cristianos.
La Encyclopedia Britannica menciona: “Durante los primeros dos siglos del cristianismo, los cristianos se negaban a celebrar el nacimiento de los mártires, incluyendo el de Jesús”. ¿Por qué? Porque consideraban la celebración de los cumpleaños una costumbre pagana, algo que debía evitarse por completo. Además, la Biblia no menciona la fecha exacta del nacimiento de Jesús.
A pesar de la postura de los cristianos sobre los cumpleaños, en el siglo cuarto, la Iglesia Católica instituyó la celebración de la Navidad. La Iglesia quería aumentar su influencia, y para lograrlo aprovechó la popularidad de las religiones paganas romanas y sus festividades del solsticio de invierno. Todos los años, desde el 17 de diciembre al 1 de enero “la mayoría de los romanos comían en exceso, apostaban, se iban de parranda y participaban en otras celebraciones para rendir homenaje a sus dioses”, dice la escritora P. Restad en su libro Christmas in America (La Navidad en América). Y el 25 de diciembre acostumbraban festejar el nacimiento del Sol Invicto. Al instituir la Navidad en ese mismo día consiguieron que muchos romanos pasaran de celebrar el nacimiento del Sol a celebrar el de Jesucristo. En su libro Santa Claus, a Biography (La biografía de Santa Claus), Gerry Bowler dice: “Los romanos seguían disfrutando de las costumbres de aquellas fiestas de invierno”. En realidad, celebraban “fiestas nuevas, pero con costumbres viejas”.
Por lo tanto, el verdadero problema con esta festividad es su origen pagano. Stephen Nissenbaum en su libro The Battle for Christmas (La batalla en pro de la Navidad) dice que “la Navidad no era más que una fiesta pagana con disfraz cristiano”. Por lo tanto ofende a Dios y a su Hijo, Jesucristo. ¿Es este un asunto de poca importancia? La Biblia dice: “No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo. Tampoco pueden estar juntas la luz y la oscuridad” (2 Corintios 6:14, Traducción en lenguaje actual). Al igual que el tronco torcido de un árbol, la Navidad está tan retorcida que “no se puede enderezar” (Eclesiastés 1:15).