FECHA: 10-01-20
REDACTOR: Jorge Wejebe Cobo
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Hechos de La Fernandina incentivaron llama independentista
Aires de revolución batían en Cuba a inicios de 1895 desde que José Martí, Delegado del Partido Revolucionario Cubano, y otros líderes independentistas firmaron en diciembre de 1894 un plan de alzamiento que fijaba para finales de ese mes el inicio de una insurrección que abarcaría toda la Isla.
Martí organizó en la mayor clandestinidad el envío simultáneo de tres expediciones desde el Puerto de Fernandina, al norte de La Florida, que debía recoger a los expedicionarios en Costa Rica, encabezados por Antonio Maceo, su hermano José y Flor Crombet, quienes desembarcarían en la región oriental; mientras que en Santo Domingo aguardaba el Generalísimo Máximo Gómez al frente de otro contingente destinado a Camagüey, en el que vendría también el Apóstol.
Los generales Carlos Roloff y Serafín Sánchez al mando de otro grupo embarcarían en Tampa, con destino de las Villas. Unos 700 patriotas armados y con centenares de fusiles, machetes y demás pertrechos anexos arribarían a las costas cubanas para enfrentar el poder colonial de forma sincrónica en casi todo el territorio, lo que hubiera sido un golpe con el cual posiblemente el enemigo perdería la iniciativa desde el inicio de la contienda.
Juan Gualberto Gómez era responsable de recibir en La Habana el mensaje para la orden de alzamiento y lo enviaría al centro y el oriente del archipiélago, de forma coordinada con la llegada de las expediciones, en tanto que en la importante región oriental los generales Guillermón Moncada y Bartolomé Masó encabezarían el movimiento.
Para el traslado de los expedicionarios, las armas y la logística, Martí contactó al comerciante Nathaniel Borden, propietario de instalaciones y muelles en La Fernandina, quien era bien conocido por el Apóstol y quien serviría de fletador del vapor de carga Baracoa y de otras dos embarcaciones más pequeñas denominadas Lagonda y Amadis para trasladar a los combatientes.
La fachada utilizada para tales movimientos era una empresa para fomentar la minería y la agricultura en la zona del Golfo de México, lo que justificaría el embarque de hombres y de las armas y demás materiales declarados como utensilios agrícolas y supuestos barriles de clavos que sirvieron para ocultar las municiones.
Pero una delación y el trabajo coordinado de las autoridades estadounidenses y el espionaje español hicieron fracasar el 11 de enero de 1895 la salida de las expediciones y provocó la ocupación de las armas y demás recursos en La Fernandina, aunque buena parte de las armas y municiones pudieron ser recuperadas y enviadas en expediciones posteriores.
En esas difíciles condiciones Martí no claudicó en la necesidad impostergable de la llegada, aunque fuera en una “cáscara de nuez” como él mismo dijo, de los máximos dirigentes a la manigua aun sin los grandes contingentes de expedicionarios para impedir que la insurrección fuera sofocada.
Coincidiendo con esa voluntad Maceo, su hermano José- junto a Flor Crombet y una treintena de combatientes- desembarcaron en la goleta Honor que se destruiría al llegar a la costa en la Playa de Duaba, en Guantánamo, el primero de abril, mientras que Martí, en unión de Gómez y un puñado de patriotas, a bordo de un frágil bote, lo haría el 11 de ese mes por Playitas de Cajobabo, en la misma zona.
Así, a pesar del fracaso del Plan de la Fernandina, Martí se sobrepuso a inimaginables dificultades que siguieron al desastre y reafirmó su postura independentista dentro y fuera de la nación. La magnitud de la obra conspirativa del Apóstol, realizada en silencio durante años, lo consagró como el indiscutible líder de la Guerra Necesaria, que se inició el 24 de febrero de MIL 895.
Fue un comentario de Jorge Wejebe Cobo en la voz de… y la realización de…
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