Tras su rotundo fracaso en cada una, decide esconderse tras un micrófono (o dos) en distintas cabinas de grabación y radio, siendo despedido por última vez, de la Radio Universidad de San Luis Potosí, junto con, al menos, 30 conductores.
Por ser un conductor de renombre, decide probar suerte en conocida empresa de taxi mediante aplicación, pero en el camino, tropieza gracias a su enorme torpeza, y cae en la tentación de intentar un tentativo monólogo de pie también llamado "stand up".
Gracias a su muy entrenada voz de tinte institucional, Alfonso promete sonar muy a tono con un documental sobre la naturaleza.
De todas formas, la cita está hecha.
La entrada es libre y la permanencia, voluntaria