¿Cuánto valgo? ¿Cuánto valen mis dones, mi amor, mi servicio, mi trabajo?
¿Acaso saben cuánto le ha costado a Dios? ¿Cuánto vale el amor de Dios?
En las paritarias de la fe, todo cambia de sentido. No se engañen, no caigan en esa trampa, tengan otra lógica, otra valoración. La contabilidad espiritual es diferente: …ustedes no conocieron a Cristo para vivir así, pues ciertamente oyeron el mensaje acerca de él y aprendieron a vivir como él lo quiere, según la verdad que está en Jesús (Efesios 4,20-21), parece gritarles desesperado Pablo desde la cárcel a los efesios. Aclarando lo que significa la nueva vida en Cristo. Algunos siglos de humanidad después…
Valgo nada, aun valiendo todo.
No cotiza en bolsa la cruz ni la diaconía,
ni la abnegación, ni la fe del pobre.
Sólo las mercancías de millonarias corporaciones.
Como en la compraventa de indulgencias,
se sigue vendiendo el alma y comprando el cielo:
vacaciones en las Seychelles.
Hasta la muerte cuesta un dineral.
Más vale no morir…
porque vivir un poco cada vez cuesta más.
Si la misericordia es puro marketing,
El sacrificio menos vale la pena.
No hay otro camino que cambiar de paso,
caminar que algo aprendimos.
Y que no sea un WhatsApp en el aire…
sino un mensaje al espíritu.
Anuncio, denuncio, renuncio.
RubenYennerich
Efesios 4,17-24