Deuteronomio 16,1
Quizá para poder situarnos y entender el texto (el cual les invito a leer completo), sería importante aclarar unas cuestiones. El libro de Deuteronomio se encuentra en un compendio de libros que forman la Torá (ley en hebreo), en la cual se incluyen además Génesis, Éxodo, Levítico y Números, los primeros cinco libros de nuestras biblias. Son entonces la Ley de la que hablan tantas veces los fariseos y escribas con Jesús.
En estos libros se nos cuenta desde el origen del universo hasta la toma de posesión de la tierra prometida, los diez mandamientos, y cómo hemos de comportarnos y organizarnos para vivir plenamente la experiencia de las celebraciones apartadas para el Señor nuestro Dios.
Quizás, aunque algunos piensen que el texto es muy antiguo y que habla de meses que no conocemos en nuestro tiempo, nos ayude a comprender y a no olvidar que hay espacios, momentos y tiempos que son para Dios y la celebración comunitaria. Y que ello nos permite re-encontrarnos como hermanos y hermanas en una situación absolutamente diferente a la vida cotidiana.
Sería muy hermoso saber que las celebraciones tienen un sentido y que somos plenamente importantes en cada una de ellas. Somos indispensables para Dios, absolutamente necesarios. En el encuentro con mi prójimo, en el celebrar, también encuentro al Señor.
Tiempo, tiempo, tiempo, efímero, escaso y necesario.
Narciso Weiss
Deuteronomio 16,1-17