LOCUTORA: Todo el mundo ha oído el relato hipotético de aquel rey que visitó una cárcel. Fue de celda en celda, conversó con los presos.El rey se propuso plantearle la misma pregunta a todos los del presidio.
REY: A ver usted, dígame,¿por qué está aquí?
RECLUSO: Su majestad, fue un error del juez que me había condenado.
LOCUTOR: El rey hizo caso omiso a la respuesta del recluso y continuó el recorrido.Al reparar en otra persona volvió a preguntar lo mismo a lo que este respondió:
RECLUSO: Señor, Es mi modo de ser, los genes están en mi contra.No soy culpable de mi error.
LOCUTORA: Excusas y más excusas parece que era la palabra favorita de los reclusos.Todos decían que eran inocentes.Sin embargo, hubo uno, sorprendió al rey que después de preguntar si era justo que estuviera preso, dijo:
RECLUSO: Oh gran rey, me apena formar parte de su nación y confesar que soy culpable. Estar aquí es justo lo que merezco por mi error.
LOCUTORA: Ante aquella franca declaración, impetuosamente ordenó el rey:
REY: ¡Saquen a este hombre de aquí inmediatamente!
RECLUSO: ¡Pero, su majestad va en contra de la justicia!
REY: "¡Vete de esta cárcel inmediatamente, pues siendo tú tan malo y tan culpable, podrías contaminar a todos los inocentes que están aquí!"
LOCUTORA: Este relato hipotético ilustra de una manera muy interesante la actitud de la mayor parte de los seres humanos. Nadie quiere aparecer culpable. Muchos ocultan y niegan cualquier responsabilidad que implique culpa de cualquier clase. Y resulta lo más natural hacer o permitir que algún otro sea culpado de faltas o delitos nuestros.Se excusa el religioso:
MINISTRO: Hermanos y hermanas Satanás me tentó hacia el mal.Y ustedes saben que es muy poderoso y maligno.
LOCUTORA: Se excusa el político:
POLITICO:"Todos los males que atraviesa mi gobierno es culpa de la administración anterior".
LOCUTORA: Nadie quiere aceptar responsabilidad o culpa aun cuando sepa que la tiene. Y se multiplican las contiendas y se prolongan indefinidamente los problemas.
LOCUTORA: Ante esta problemática, dejamos a la reflexión las siguientes preguntas:
¿Reconocemos la culpabilidad de nuestros errores o los justificamos?
¿Debería tratarse a los criminales como víctimas de su código genético, y por lo tanto, permitirles que aleguen la predisposición genética como atenuante de responsabilidad?
Ya que la mayoría acepta el mérito por sus logros, ¿por qué no debe estar dispuesta a asumir también la responsabilidad por sus errores?
. Dejemos a un lado la muletilla del destino o de que otro es la razón de mi error.
Luchemos confiados y dispuestos a proseguir sin desmayos de ninguna clase y sin hacer ninguna concesión al mal.
Y veremos como no nos hará falta salir en busca de culpables, en nuestras vidas.
Colaboración:
Juandy Gómez de Rep.Dominicana.
Santiago de los Caballeros
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