Por falta de fondos, desde junio de 2020, este portal de intercambios se encuentra congelado. Ha sido imposible mantener activo el sitio que ha crecido constantemente desde que se abrió en 2006. Queremos agradecer a quienes, de una u otra forma, apoyaron esta iniciativa de Radialistas Apasionadas y Apasionados: la oficina de UNESCO en Quito por aportar el empujón inicial; a CAFOD por confiar siempre en nuestras iniciativas; a HIVOS y la DW-Akademie por sus apoyos para ir mejorando la web y mantener el servidor; a Código Sur por sostener técnicamente Radioteca la mayoría del tiempo que estuvo activa; a Roberto Soto por su solidaridad técnica en estos últimos años; y la Red de Radios Comunitarias y Software Libre que, junto a Guifi.net, permiten que esta versión final de Radioteca siga en línea y no se pierdan nunca los audios que muchas radios nos confiaron a lo largo de 14 años.
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La esperanza crece con la minga del suroccidente colombiano, denominada minga por la defensa de la vida, el territorio, la democracia, la justicia y la paz. Son palabras grandes e importantes para las comunidades, tienen un gran significado y por eso nos hemos congregado en este espacio indígenas, campesinos, afros y otros sectores sociales. Las comunidades indígenas en la historia se han caracterizado por cuidar sus territorios y la vida. Han construido paz desde la vida cotidiana, desde el escuchar el llamado de Uma Kiwe (Madre tierra), ese llamado que nos dice que se está muriendo por la ambición del hombre con los diferentes modelos que crean para generar miseria y desolación. La ambición recibe nombres como “capitalismo” y “neoliberalismo”, pero se trata de un solo proyecto de muerte que “se basa en ser una forma de gobierno y una forma de economía que busca que todas las cosas de la vida se puedan vender y comprar. El agua, la tierra, el aire, la educación, la salud, la justicia, todo; incluso los sueños, las conciencias y las luchas. Entonces, como para el neoliberalismo todo se puede comprar y todo se puede vender, resulta que todo se puede privatizar. Así, las cosas que se necesitan para vivir ya no son de todos, sino de los que las pueden comprar. Sabemos que esa ambición quiere devorar todo lo que significa vida, dignidad, autonomía, respeto por la naturaleza y, por eso, como comunidades que vivimos en el suroccidente colombiano, hemos decidido seguir levantando la voz, luchar por defender lo que nos han dejado nuestros mayores y lo que le queremos dejar a nuestros hijos. Así, desde el Cauca, Caldas, Huila, Nariño y Valle nos unimos en este construir desde las comunidades a esta minga. Desde el pasado 10 de marzo nos congregamos en diferentes partes en el Cauca y en el Huila, queriendo dejar claro que los planes de vida para las comunidades son de gran importancia para la pervivencia. En esta lucha vemos que el estado se hace el sordo y ciego frente a las realidades que vivimos, en un silencio que es cómplice de muchas de las situaciones de violencia, exterminio y despojo que padecemos. Acá no es solo decir que las comunidades queremos dinero, lo que se quiere es el debate político y que el estado dé la cara frente a las desarmonías que ellos generan, nos ponen en un abandono y un olvido que ha sido histórico para las comunidades étnicas. Muy posiblemente la solución no es que la cara del mandatario se presente ante los mingueros, quizás no muchas cosas cambien y terminen en compromisos y acuerdos que quizás tampoco cumplirán; sin embargo, es la oportunidad para poner claro nuestra postura frente a las realidades que nos rodean y fortalecer la unidad en la lucha por liberarnos del yugo de estos modelos que cada día nos arrinconan más. Sabemos que el pulpo del capital se quiere tragar todo a su paso y usa sus tentáculos para enredarnos; incluso nos quiere dividir con las estrategias del dinero y fantasías de poder, por eso hay que ser maliciosos ante los espejismos de este estado. Por eso desde la comunidad de esta minga, que es el corazón de la movilización del suroccidente colombiano, seguimos soñando con tener armonía, felicidad y paz en nuestros territorios. Después de días reunidos en minga, seguimos con alegría en este espacio de aprendizaje y de compartir. Mujeres, hombres, niños, niñas, mayores, mayoras y kiwe thegnas desde el amor por la tierra, por su historia y sintiéndose orgullosos de ser indígenas, le aportamos todos a esta minga. Ya nos habíamos preparado desde mucho antes con la recolección de las cosechas y carne para este espacio, de cada uno de los territorios y asociaciones. Se hizo un aporte de cada uno según sus posibilidades para que todos podamos compartir en este espacio. Cada persona es importante, sabemos que el trabajo es de todos, desde quienes cocinan, quienes hacen guardias, quienes están en la tulpa y, lo más importante, compartir los saberes que cada uno trae y seguir tejiendo lazos de hermandad, seguir soñando y pensar en alcanzar la verdadera autonomía, alejado de los que quieren el poder y sabemos que este cambio es desde los de abajo, es decir, desde nosotros.
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