… y aseguraba que los cuadros de Pollock y de Rothko le provocaban siempre una relación sensorial e intelectual.
Había nacido en Argelia, antes de la independencia del país, de padre francés y madre española.
Zazou hizo rock radical después de Mayo del 68 con el grupo Barricades…
… música experimental -en el dúo ZNR junto a Joseph Racaille- y fusión de electrónica con música tradicional africana -con el bajista congoleño Bikaye.
Hector Zazou aseguraba estar siempre aprendiendo.
Decía que avanzaba a tientas en la oscuridad y que solía golpearse la cabeza contra la pared. Una lucha cotidiana por la libertad.
Hector Zazou sabía que nuestros miedos nos limitan.
Firmó discos conceptuales como Les nouvelles polyphonies corses (1991), que juntaba a músicos como Ryuichi Sakamoto, Manu Dibango, Ivo Papasov y Jon Hassell;
Sahara blue, en 1992, un tributo al poeta Arthur Rimbaud con participación de John Cale, David Sylvian o Gérard Depardieu;
Chansons des mers froides en 1994, inspirado por paisajes polares, y para el que contó con las voces de Björk y Suzanne Vega.
El director de la revista francesa contracultural Actuel escribió: "En Inglaterra tienen a Peter Gabriel, en Estados Unidos a David Byrne y en Francia tenemos a Hector Zazou".
Nuestros mecanismos biológicos son la base fundamental mediante la cual controlamos el tiempo, regulamos el ritmo, y hacemos música.
La periodicidad de nuestros mecanismos biológicos nos permite el control de nuestro sentido del pulso, aspecto primordial del tempo.
El rubato, es decir, la aceleración o desaceleración que el músico realiza durante una ejecución, representa el grado máximo de juego con el tiempo.
Esta y otras modalidades del juego con el sentido de la periodicidad atienden a nuestra necesidad de organizar el paso del tiempo.
El cerebro humano es capaz de percibir y utilizar el tiempo según modalidades altamente especializadas.
No existe ningún centro o sitio del cerebro que esté implicado en los procesos de regulación del tiempo.
Distintas áreas del mismo contribuyen de distinta manera.
Cuando el cerebro entero está dañado, como en el síndrome del crepúsculo, todos los componentes del tiempo psicológico (secuencia, duración y perspectiva) se hacen caóticos.
Cualquier acontecimiento se vive como irritantemente extraño.
La música, un microcosmos de factura humana, de flujo temporal controlado, parece funcionar como una prótesis temporal en casos de daño cerebral.
La música puede organizar temporalmente funciones vitales del cuerpo, es decir, hacer que éste entre en sintonía con aquella.
Un acople entre la periodicidad interna y externa dentro del sistema nervioso.
La experiencia del flujo temporal es una forma de orden socialmente construida, impuesta sobre la experiencia.
Parecería que toda la música constituyera un reflejo temporal de nuestra neurobiología más profunda.
Así como la música es universal, también lo es un cierto tipo de vivencia del flujo temporal, a pesar de ser amplia en su diversidad cultural.
La música explota la experiencia del flujo temporal, creando la ilusión necesaria de que damos forma al tiempo mismo.
Por qué ilusión? Porque la música crea un tiempo virtual.
Por qué necesaria? Porque si bien se trata de un tiempo y un espacio ilusorio, ambos constituyen fundamentos de la concepción de nuestra realidad.
Los comentarios fueron extraídos del libro de Gilbert Rose: “Entre el diván y el piano: psicoanálisis, música, arte y neurociencias”, que la Editorial Lumen publicó en 2006.
En la edición de hoy de LPMR, pusimos a la consideración de nuestra audiencia la música del compositor argelino-francés Hector Zazou, en su disco Geologie de 1989.
Hector Zazou fue un compositor nacido en Argelia en 1948, y formado en Francia, donde dejó este mundo en el año 2008.
Dedicamos este programa a la comadre del bacán y la pebeta.