El agua es un recurso natural esencial para mantener la vida en el planeta, imprescindible para el desarrollo de las sociedades. En el caso de Guatemala, los indicadores de manejo de los recursos hídricos muestran resultados negativos; las prácticas de utilización han sido extractivas y no de conservación, situación que no permite la sostenibilidad del recurso. La demanda sobre el líquido vital se ha incrementado, factores tales como el crecimiento poblacional, el cambio climático y la mala gestión del recurso han contribuido a su agotamiento y contaminación. Según un estudio citado por el Centro de Investigaciones económicas nacionales CIEN en su reporte 2011-2021, solo el 47.9 por ciento de la población en el área rural y el 87.3 por ciento en la urbana, cuentan con servicio de agua. En cuanto a la calidad del agua, Guatemala está considerado entre los países con menor nivel de tratamiento de aguas residuales, ya que se estima que solo el cinco por ciento es tratado. El país tiene una disponibilidad de más de 97 mil millones de metros cúbicos de agua anuales, siete veces más que el límite de riesgo hídrico establecido por los estándares internacionales, pero debido a su uso desmedido muchas personas sufren escasez. En resumen Guatemala, a pesar de disponer de grandes fuentes de recursos hídricos, no somos capaces de suministrarlos a toda la población en la cantidad y calidad necesarias.