Colombia es un país de contrastes: mientras que en las ciudades se encuentran oportunidades de desarrollo económico y social, más de 900 municipios y varias zonas periféricas de las capitales del país viven en medio de una marginalidad crítica. Aunque estos lugares se caracterizan en su mayoría por contar con grandes riquezas naturales, sociales y culturales, a su vez son excluidos de procesos de desarrollo a causa de los altos índices de pobreza que presentan; la poca cobertura y mala calidad en la educación; la presencia de cultivos ilícitos y de grupos armados ilegales; la deficiente cobertura en salud; la constante recepción y/o generación de desplazados; y la ausencia o precariedad en la presencia del Estado. Estos territorios han sido llamados con el nombre de la otra Colombia, zonas donde por lo general las políticas públicas no atienden de manera adecuada las necesidades desconociéndose la diversidad municipal del país, y ahondando la zanja que separa la Colombia de las oportunidades de esta Colombia olvidada.