NARRADOR Una ranita bebé saltaba por el campo, feliz de haber dejado de ser renacuajo. Al poco rato, se encontró con un ser muy raro que se arrastraba por el suelo.
RANA ¡Qué gusano tan largo y tan gordo!
NARRADOR Al principio, la ranita se asustó mucho, pues jamás en su corta vida terrestre había visto un animal así.
EFECTO SILBIDO SERPIENTE
NARRADOR Además, el ruido que hacía al meter y sacar la lengua de su boca era como para ponerle la piel de gallina a cualquier rana. Se trataba en verdad de un bicho raro, pero tenía los colores más hermosos que la ranita había visto jamás.
RANA ¡Qué lindo es!... Me acercaré y le hablaré ¡Hola!... ¿Quién eres tú? ¡Qué haces arrastrándote por el suelo?
SERPIENTE Yo soy una serpiente bebé Es que las serpientes caminamos así. ¿Quieres que te enseñe?
RANA ¡Sí, sí!... Enséñame, amiga serpiente.
NARRADOR La serpiente bebé le dio unas cuantas clases del secreto arte de arrastrarse por el suelo, cosa que ninguna rana había ensayado hasta entonces
SERPIENTE ¿Ves?... Así, así
NARRADOR Después de varios intentos fallidos en los que la rana bebé tragó tierra a montones, logró avanzar algunos metros imitando a la serpiente bebé
RANA ¡Lo logré!... (RISAS) Ahora, yo quiero enseñarte a saltar. ¿Te gustaría?
SERPIENTE ¡Claro, enséñame, por favor!
NARRADOR La ranita bebé le enseñó a la serpiente bebé el difícil arte caminar saltando, cosa que nunca había intentado ninguna serpiente.
SERPIENTE ¡Qué difícil!
RANA No, verás que puedes Mira como hago yo
NARRADOR Para la serpiente bebé fue tan difícil aprender a saltar como para la rana bebé aprender a arrastrarse por el piso. Pero, al fin, lo logró
SERPIENTE ¡Lo conseguí!... ¡Aprendí a saltar como tú!
NARRADOR Las dos amigas pasaron toda la mañana jugando y divirtiéndose. Se hubieran quedado todo el día si sus respectivas panzas no hubieran empezado a crujir, recordándoles que era hora de comer.
RANA ¡Nos vemos mañana, amiga serpiente, a la misma hora!
SERPIENTE ¡Hasta mañana, amiga rana!
CONTROL MÚSICA ALEGRE DE TRANSICIÓN
RANA ¡Hola mamá, mira lo que aprendí a hacer!
NARRADOR La rana bebé comenzó a arrastrarse por el suelo, orgullosa de lo que había aprendido.
MADRE RANA (FURIOSA) ¿Quién te enseñó a hacer eso?
RANA (CON MIEDO) Una serpiente bebé de colores muy lindos que
conocí esta mañana.
MADRE RANA Óyeme bien. Te prohíbo terminantemente que te vuelvas a ver con ese animal, ¿entiendes?
RANA ¿Por qué, mamá?
MADRE RANA Porque las serpientes no nos gustan. Y punto. Son venenosas y malvadas. Además, nos tienen odio.
RANA (LLORANDO) Pero esa serpiente no me odia. Es mi amiga.
MADRE RANA No sabes lo que dices. Y deja ya de quejarte, ¿está bien?
NARRADOR La rana bebé no probó ni una sola de las deliciosas moscas que su mamá le tenía para el almuerzo. No tenía hambre. Sólo tristeza.
CONTROL MÚSICA TRISTE
NARRADOR Cuando la serpiente bebé llegó a su casa, ocurrió algo parecido
SERPIENTE ¡Mira, mamá, mira lo que aprendí!
MADRE SERPIENTE ¿Quién te enseño a saltar de esa manera tan ridícula?
SERPIENTE Una rana bebé muy simpática que conocí esta mañana.
MADRE SERPIENTE ¡Las ranas y las serpientes no pueden andar juntas! ¡Qué vergüenza! ¡La próxima vez que te encuentres con esa rana, mátala y cómetela!
SERPIENTE ¿Por qué?
MADRE SERPIENTE Porque las serpientes siempre hemos matado y nos hemos comido a las ranas. Así ha sido y tiene que seguir siendo igual.
SERPIENTE (LLORANDO) Pero, mamá, ¿cómo voy a matar a mi amiga y luego comérmela?
CONTROL MÚSICA TRISTE
NARRADOR Al día siguiente, a la hora de la cita, la rana bebé y la serpiente bebé no se saludaron. Sentían una tristeza grande en su corazón, pero se quedaron alejadas una de otra, mirándose con desconfianza y recelo.
CONTROL MÚSICA SUGESTIVA
LOCUTOR Decía Albert Einstein: ¡Triste época la nuestra!... Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.