NARRADORA Por una de esas carreteras que los turistas cruzan a toda
velocidad, había una posada llamada La estrella de plata.
POSADERO Ya no sé qué hacer. Los autos no se detienen. Los turistas no
vienen. ¿Qué puedo hacer para atraerlos?
NARRADORA El posadero, a pesar de haber puesto muebles confortables,
precios muy razonables, y de atender con gran cordialidad a los pocos clientes que llegaban no lograba que aquel negocio prosperara.
POSADERO Tengo que pedir ayuda. Tengo que pedir consejo.
NARRADORA Desesperado, el posadero acudió a consultar a un sabio.
SABIO ¿Cómo se llama tu posada?
POSADERO La estrella de plata.
SABIO La solución a tu problema es muy sencilla.
POSADERO ¿Sencilla?
SABIO Sí. Lo único que tienes que hacer es cambiar el nombre de la
posada.
POSADERO ¿Cambiar el nombre? ¿Por qué? Siempre se ha llamado así, La
estrella de plata? ¿Qué soluciono cambiándole el nombre, dime?
SABIO Escucha mi consejo. Cámbiale el nombre. A partir de ahora
llamarás a tu posada Las cinco campanas. Y colgarás sobre la entrada seis campanas.
POSADERO Pero, ¿cómo voy a llamarla Las cinco campanas y colgar seis
campanas? Pensarán que
SABIO Hazme caso y verás. Luego, vuelve y me cuentas.
CONTROL MÚSICA NEW AGE
NARRADORA El posadero hizo lo que el sabio le había aconsejado. Y sucedió
que
EFECTO AUTO FRENA
CHOFER Pero ahí dice cinco campanas pero yo cuento seis
EFECTO PUERTA DEL AUTO, PASO Y DIN DON DE PUERTA
NARRADORA Todo viajero que pasaba por delante de la posada se sorprendía
al ver el letrero y las campanas. Y entraba para advertir al posadero del error que había cometido.
CHOFER ¡Oh, pero qué linda posada!... ¿Cuánto cuesta una habitación?
NARRADORA Una vez dentro, los turistas quedaban tan impresionados por el
bueno gusto de la posada y la cordialidad del posadero, que se alojaban allí. Y cuando se despedían, el posadero siempre les decía:
POSADERO Y no se preocupe, amigo, que ya voy a corregir el error de las
campanas. ¡Hasta la próxima!
CONTROL MÚSICA ALEGRE
LOCUTOR Creatividad, colegas. De eso se trata.
BIBLIOGRAFÍA
Anthony de Mello, La oración de la rana 2, Sal Térrea, Santander 1997.