Aunque distinta la piel, de un mismo color la sangre;
esa sangre que derraman cuando a nosotros nos paren.
Para ella no hay sacrificios, ni barreras que la atajen,
cuando se trata de un hijo, del mundo el amor más grande...
Tal vez aquella viejita que de mañanita sale
a mendingar su limosna en el parque o en la calle,
la maestra de la escuela, la artista de danza o baile,
la dueña de la mansión y la que carga agua en balde,
la que ha parido diez veces y diez hombres son los padres;
la que deambula en las noches comerciando con su carne,
qué sabes tú si lo ha hecho obligada por el hambre,
también merece respeto porque también ella es madre,
igual a todas la otras. aunque ella nunca se iguale,
pues sus hijos también duelen cuando de su vientre salen
Por eso, cómo quisiera, dártelo todo mi madre,
darte mi vida, mi cuerpo, darte mi aliento y mi aire;
poner el mundo a tus pies, pero hoy comprendo que es tarde.
Feliz de aquel ser viviente cuando le vive la madre.
Madre hacedora de mundos, mamá de chicos y grandes
Fuente: Del poeta santarroseño LUÍS RODRÍGUEZ, conocido popularmente como <
COLABORACIÓN: Este audio fue grabado en los estudios de La Voz de Libertad 106.3 F. M. con la participación del siguiente elenco:
VOZ: Luís Rodríguez, autor también de la letra.
EDICIÓN Y MONTAJE: Hermes Varillas Labrador.
PARA SUS E-MAILS: formandociudadania@gmail.com