NARRADORA Había una vez una niña que se llamaba Sofía...
SOFÍA ¡Hola!
NARRADORA Sofía tenía un perrito llamado Puchungo. Sofía y Puchungo salían al parque, jugaban juntos, se reían mucho, saltaban charcos de agua. Pero a veces, sin ton ni son, Sofía se molestaba y le gritaba a Puchungo.
SOFÍA ¡Cállate, perro tonto!... ¡Me tienes harta!
NARRADORA Puchungo no entendía. Miraba a Sofía con ojos tristes y se quedaba calladito a sus pies. Entonces, Sofía agarraba un palo...
SOFÍA ¡Toma, para que aprendas a obedecer!
NARRADORA El perrito se escondía detrás de unas piedras llorando... Pero un día, Puchungo no aguantó más...
PUCHUNGO ¿Por qué me pegas si soy tu amigo?
SOFÍA Porque... porque en casa también me pegan a mí.
PUCHUNGO No me pegues, yo te quiero mucho.
NARRADORA Sofía comprendió que a los animales hay que tratarlos con mucho cariño.
SOFÍA Perdóname, Puchungo.
PUCHUNGO Escucha, Sofía, te voy a enseñar unas palabras mágicas. Cuando alguien te grite o quiera pegarte... las dirás.
NARRADORA El perrito le dijo al oído las palabras mágicas y Sofía, muy contenta, regresó a su casa.
MADRE ¿Dónde estabas metida, Sofía?
SOFÍA Jugando con Puchungo, mamá.
MADRE Con ese perro sucio...
SOFÍA Pero, mamá...
MADRE ¡Cállate, niña tonta!... ¡Me tienes harta!
NARRADORA Sofía recordó las palabras mágicas...
SOFÍA ¡Mariposa, mariposa!
MADRE ¿Qué dices?... ¿Cuál mariposa?
SOFÍA Tú me das un grito
yo te doy una rosa.
NARRADORA La madre quedó sorprendida con el amor de su hija Sofía.
MADRE Perdóname, hijita. Yo te quiero mucho. Nunca más te voy a gritar.
NARRADORA Entonces, llegó el padre de Sofía. Venía cansado y de muy mal genio.
SOFÍA Hola, papá...
PADRE No fastidies. Vete a tu cuarto y no molestes...
SOFÍA Pero, papá...
PADRE ¿Es que no entiendes, niña tonta?... ¡Ahora vas a aprender a obedecer!
NARRADORA El papá ya estaba levantando la correa, cuando Sofía repitió las palabras mágicas...
SOFÍA ¡Mariposa, mariposa!
PADRE ¿Qué dices?... ¿De qué mariposa hablas?
SOFÍA Tú me das un golpe
yo te doy una rosa.
NARRADORA El padre quedó sorprendido con el amor de su hija Sofía.
PADRE Hija, perdóname... Yo te quiero mucho. Nunca más te voy a pegar.
SOFÍA ¿Y si te olvidas, papá?
PADRE No, ya no, te digo que...
NARRADORA Entonces, fue Puchungo el que habló:
PUCHUNGO Si a tu papá se le olvida, yo se lo recordaré.
NARRADORA El papá abrazó a la hija y a la mamá con mucho cariño. Y el perrito Puchungo movió la cola contento, porque en esa casa nunca más se escucharon gritos ni golpes. Y colorín colorado, el cuento de Sofía se ha acabado.