Los Hijos de los Días
Febrero 18: Solo de él
Cuando Miguel Ángel se enteró de la muerte de Francesco,
que era su ayudante y mucho más, rompió a martillazos el
mármol que estaba esculpiendo.
Poco después, escribió que esa muerte ha sido gracia de
Dios, pero para mí ha sido grave daño e infinito dolor. La
gracia está en el hecho de que Francesco, quien en vida me
mantenía vivo, muriendo me ha enseñado a morir sin pena.
Pero yo lo he tenido durante veintiséis años... Ahora no me
queda otra cosa que una infinita miseria. La mayor parte
de mí se ha ido con él.
Miguel Ángel yace en Florencia, en la iglesia de la Santa
Croce.
El y su inseparable Francesco solían sentarse en la
escalinata de esa iglesia, para disfrutar los duelos que en la
vasta plaza libraban, a patadas y pelotazos, los jugadores de
lo que ahora llamamos fútbol.