FECHA: 2 julio de 2018
TEMA: Los perezosos de la prehistoria no eran tan lentos
REDACTOR: Alain Amador
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN.
LOC: El perezoso suele ser el emblema de la lentitud. Los representantes vivos de este curioso grupo de mamíferos se encuentran en las selvas amazónicas, donde se desplazan con movimientos lentos en busca de alimentos.
Y con sólo volver atrás en el tiempo unos miles de años, nos encontraríamos con una América poblada por decenas de especies de perezosos gigantes, algunas de las que podían alcanzar las tres o cuatro toneladas de peso.
ALBERTO BOSCAINI, becario doctoral en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, estudió la evolución de tales animales.
VOZ HOMBRE ESPAÑOL: “Estos mamíferos son exclusivos del continente americano y llamaron la atención de grandes naturalistas como Charles Darwin, o Georges Cuvier y Richard Owen, que describieron los primeros especímenes.
Hoy en día, estos extraños animales siguen dando que hablar. Llaman la atención porque eran verdaderos colosos, capaces de adaptarse a los ambientes más diversos. De hecho, existían perezosos capaces de escalar paredes de roca y otros que nadaban en zonas costeras”
En DOS MIL 17, se hallaron en Brasil enormes túneles excavados por perezosos pleistocenos.
Y recientemente, en Estados Unidos se descubrieron rastros de perezosos gigantes, asociados a huellas humanas, quizás testigos de una antigua cacería.
Los fósiles de este grupo de animales fueron estudiados en detalle, pero todavía hay muchas preguntas sobre su anatomía y ecología, describe el paleontólogo.
Ahora, por primera vez, un grupo internacional de investigadores, pudo reconstruir en tres dimensiones el cerebro y el oído interno de un perezoso gigante de la especie GLOSSOTHERIUM ROBUSTUM.
De los órganos sensoriales de estos animales se sabía poco o nada: hoy, gracias a la aplicación de técnicas médicas como la tomografía computada, fue posible reconstruir digitalmente el fósil y elaborarlo con programas informáticos específicos.
Los investigadores dedujeron que su nivel de agilidad tenía que ser más parecida a la de un hipopótamo o a la de un rinoceronte, ambos de gran tamaño, pero capaces de movimientos ágiles.
En plena carrera estos animales prehistóricos podían ir más rápido que un ser humano, concluye BOSCAINI. ¿En qué momento se volvieron tan –y nunca mejor dicho- perezosos? Los estudios continuarán.
Novedades de la ciencia y la tecnología por medio de Alain Amador, Yosdani Muñoz y Yasney Crespo.
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