FECHA: 09-01-2019
REDACTOR: Maritza Padilla
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Los refranes, una aproximación a la identidad cultural de cada pueblo.
Los refranes constituyen una vía de aproximación a la identidad cultural de cada pueblo, al dejar traslucir sus costumbres y genealogías.
La oralidad es quizás el exponente más elevado de la memoria histórica de las naciones, y no hay dudas de que la retentiva de los hombres constituye el primer archivo donde quedó recogida la palabra, no importa el nivel cultural, sexo, edad o procedencia social, puntualiza la enciclopedia cubana EcuRed.
Así está presente en cuentos, relatos, testimonios, décimas, y sobre todo en los proverbios, que siempre transmiten una carga de sabiduría y en el caso del refranero cubano es voz y esencia identitaria.
Varios estudios se han realizado en la Isla sobre el tema, incluidos los elaborados por Samuel Feijóo, que recogen esas muestras del ingenio popular. Arte que no precisa de academia por estar ligado al hombre como un proceso natural, se puede citar a algunos tan relevantes como: El muerto al hoyo y el vivo al pollo; El que tiene padrino se bautiza;
Tiburón se baña pero salpica y Al que madruga Dios lo ayuda.
No menos inteligentes, existen otros de referencias a comidas: A quien no quiere caldo, se le dan tres tazas; El que siembra su maíz, que se coma su pinol; Las cuentas claras y el chocolate espeso, (a la española) y Con hambre vieja no hay pan duro.
Se encuentran también en narraciones inherentes a religiones afrocubanas, otros típicos de una localidad o región; distintivos de la sabiduría campesina (Cada palo tiene su chipojo); entre otros muchos aportes.
Existen los que están ligados a historias del pueblo cubano y entre ellos sobresale por su popularidad “La hora en que mataron a Lola”. Esa corta frase trascendió hasta nuestros días, debido a que la susodicha era una muy solicitada prostituta habanera y la mató uno de sus amantes al no poder soportar la dedicación con la cual la mujer ejercía su profesión.
El suceso se produjo a las tres de la tarde y el criminal, médico de profesión, pensó que la noticia sólo ocuparía un pequeño espacio en la prensa; pero se equivocó.
Cuentan que Ramón Grau San Martín, en un discurso casi al término de su mandato de presidente, miró su reloj y dijo: “Coño, las tres de la tarde, la hora en que mataron a Lola” y la frase quedó acuñada para siempre en la memoria popular de los cubanos.
Búscate un chino que te ponga un cuarto, es otro muy sonado, y según la misma fuente obedece a que en 1853 ya había en Cuba más de cinco mil chinos, y entre ese año y 1873 llegaron otros 132 mil 453 en condiciones de contratados.
Fue un comentario de Maritza Padilla … en la voz de… y la realización de…
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