Radioteca ya no recibe más audios. Los audios existentes permanecerán en línea.

[Leer aviso]

Por falta de fondos, desde junio de 2020, este portal de intercambios se encuentra congelado. Ha sido imposible mantener activo el sitio que ha crecido constantemente desde que se abrió en 2006. Queremos agradecer a quienes, de una u otra forma, apoyaron esta iniciativa de Radialistas Apasionadas y Apasionados: la oficina de UNESCO en Quito por aportar el empujón inicial; a CAFOD por confiar siempre en nuestras iniciativas; a HIVOS y la DW-Akademie por sus apoyos para ir mejorando la web y mantener el servidor; a Código Sur por sostener técnicamente Radioteca la mayoría del tiempo que estuvo activa; a Roberto Soto por su solidaridad técnica en estos últimos años; y la Red de Radios Comunitarias y Software Libre que, junto a Guifi.net, permiten que esta versión final de Radioteca siga en línea y no se pierdan nunca los audios que muchas radios nos confiaron a lo largo de 14 años.

Recomendamos Archive.org para guardar tus audios online.

LOS ROSTROS DE LA NOCHE
LOS ROSTROS DE LA NOCHE
Descripción:

Un poema de Verónica Cento de Argentina en la voz de Nilda Sarmiento. ¨Antes de dormir me siento en el césped fresco a admirar el día. Él viene con sus manos grandes y se aquieta conmigo¨.

Libreto:
LOS ROSTROS DE LA NOCHE.

AUTORA VERÓNICA CENTO - ARGENTINA.

I

Antes de dormir me siento en el césped fresco a admirar el día. Él viene con sus manos grandes y se aquieta conmigo. Los dos callamos ante la primavera. Luego llega la ansiada noche, Endimión y la danza de la muerte. No sabemos qué decir ante el letargo de lo oscuro. La noche cae en nosotros de una manera maravillosa y aún así un limbo raro nos penetra. Miramos el cielo y un silencio nos agolpa. Mi palabra de repente resulta inútil. Todo esto es impronunciable: la danza nocturna, el silencio estrellado. Temblamos miedo. Nunca supimos porqué.

II

Luego vino el tiempo de la sequía. Lo negro se tornó distinto. La casa se derrumbó de manera rara. Los fantasmas salieron a reencontrar sus lugares y pertenencias. El ruido de la noche cuando duerme también fue distinto. Extrañamos las danzas, la muerte boca abajo y los rostros de la noche. De pronto todo tembló de miedo. Sentimos la vacuidad en los cuerpos. El romance con la noche se tiñó de espanto. No hubo hombres lobos a quienes invocar. Sólo nos restó dormir para esperar a que todo pase. Pero el sol surge como inmolado y nos ciega. La luz no es más que una fiel compañera de Apolo, el cual nos conduce hacia un más allá innegable. Temblamos de luz y de sombras. Aquello que vemos no es más que un espejismo.

III

Inclino el cuerpo hacia lo oscuro. Lo beso. Me quedo allí como sepultada. Qué es aquello que contiene la muerte y la claridad. Qué significa beber de las aguas de tu mar oscuro. Qué significará temblar de frío y de asco. Y qué detenerme ante tu rostro y decirle: ven, ámame, aunque yo no sea la noche ni la muerte. Ven, ámame, porque soy el amor hecho noche y encanto. Soy el cuerpo más hermoso que hayas visto descender y volver del hades.


[Leer licencia]
Este material se publica bajo los términos de la licencia:
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Usted es libre de:

Compartir — copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato.

Adaptar — remezclar, transformar y construir a partir del material.

Bajo los siguientes términos:

Atribución — Usted debe dar crédito de manera adecuada, brindar un enlace a la licencia, e indicar si se han realizado cambios.

No Comercial — Usted no puede hacer uso del material con propósitos comerciales.

Compartir Igual — Si remezcla, transforma o crea a partir del material, debe distribuir su contribución bajo la la misma licencia.


 
ESTE CONTENIDO NO TIENE COMENTARIOS