Efesios 5,19-20
¿Te pusiste a pensar cuántas palabras escuchas y cuántas pronuncias cada día? Hablar es fácil, pensar muy bien lo que decimos es algo muy distinto. Un dicho popular dice: “Si deseas conocer a una persona, no escuches lo que los demás dicen de ella, escucha lo que ella dice de los demás.” Tanto en la radio como en la televisión hay abundancia de programas de opinión política, chimentos, actualidad. Se consumen así horas y días en charlas, la mayor parte de ellas irrelevantes, vacías y superficiales. Como humanos que somos, no es fácil escapar a todo esto, sin transformarnos en jueces y expertos en temas que apenas conocemos.
Esto ya preocupaba al apóstol Pablo, por ello invita a los miembros de la comunidad de Éfeso a hablarse con respeto, con amor fraternal, animándose constantemente con salmos e himnos espirituales. Somos invitados a verbalizar el amor de Dios, demostrando con nuestras palabras que somos hijos de Dios, llamados a ser de bendición para nosotros y para los otros. Mirando alrededor se puede ver cuánta carencia y cuánta necesidad tiene la gente de nuestro tiempo de una palabra de vida, de ánimo, de esperanza. Y esa palabra está y viene de nuestro Dios creador que en Jesucristo nos dio todo gratuitamente. Animémonos a ser portadores de esta Palabra y a compartirla con este mundo que tanto la necesita. Esforcémonos para que nuestros labios sean portadores de palabras que reflejen nuestra gratitud a Dios, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Fabián Pagel
Efesios 5,12-20