Un año más y van… 36 años….de la lucha que han llevado nuestras Madres, años que es difícil en algunos párrafos resumirlos, siquiera intentarlo. Aunque el año pasado, se intentó algo de eso, quedando plasmado en el libro Ni un Paso Atrás – testimonios de Vida y Lucha.
Qué dos palabras para identificar a las Madres de Neuquén y Alto Valle. Vida y Lucha.
Ellas siempre dicen que fueron paridas por sus hijos, sus hijas, por la lucha de ellas y de ellos, y que tal vez a partir de ahí sumaron a su alrededor compañeras y compañeros de lucha, no sólo quienes hoy con estas palabras intentamos escribir algo para ellas, sino muchas y muchos más.
En estos 36 años, ellas que son difíciles de doblegar, de parar, de detenerse, siguen esa palabra que al intentar detenerlas, “ Circulen, circulen!!! hizo el efecto contrario y nunca más pararon, paradójicamente circularon, anduvieron, caminaron, ocuparon
Las Madres de Neuquén, son conocidas por sus nombres, Lolín e Inés y siempre presente el de Beba. Son “ nuestras” Madres de Plaza de Mayo. Son vecinas, amas de casa, jubiladas, son abuelas, son la fortaleza a partir de un dolor inconmensurable.
Y ese camino, esa lucha, esa defensa de la Vida, la hacen en cada actividad en la cual son invitadas….que son muchas…
Las invitan de las escuelas, docentes de primaria, de secundaria, que apuestan a que la historia sea contada por parte de sus protagonistas; por estudiantes, quienes, tal vez cuando se inició este camino, aún no habían nacido, pero tienen la plena convicción que no puede haber atisbos de la historia que dejó muerte y desaparición entre jóvenes de su edad
Las invitan desde organizaciones de trabajadoras/es con quienes la mayoría de las veces han recorrido calles y rutas, haciéndose parte del reclamo justo de muchas y muchos trabajadoras/es.
Las invitan compañeras/os de bibliotecas, que saben que en ningún libro se escribirá tanta inmensidad….y qué mejor que las lectoras, lectores dialoguen con estas mujeres que ya son parte de la historia regional, nacional, mundial.
Son parte, jueves a jueves de una radio, la Comunidad, en la cual le dan formato a opiniones y lecturas de diarios regionales y nacionales, y también el espacio a las/los distintos organizaciones que reclaman por algo.
Fueron y serán presencia activa en los juicios que se desarrollaron y se desarrollaran, muchas veces acompañando a las y los testigos sobrevivientes del genocidio, con ternura, con convicción, con amor, y muchas otras también aguantando dentro el recinto, la indignación ante sentencias mínimas, ante los planteos de las defensas. Pudiendo expresar la bronca en el afuera, con las compañeras y compañeros en la calle.
Son y serán también presencia activa, en los 24 de marzo, junto a otros organismos de DDHH, en la organización y en la importancia que la memoria ese día estalle en la calle, y no en un feriado “de recordación”
Son la realidad de un paso trascendental (personal- grupal, histórico) de pasar de un ámbito privado- la casa, a otro espacio- público, que desde esos momentos fue espacio de lucha: la Plaza. Tomaron La Plaza pero no abandonaron su casa, en la cual estaba su familia, sus parejas, sus otros hijos/as, quizás sus nietos, sus hermanas/os y la ausencia presente de sus hijos desaparecidos, por los cuales luchan, a quienes reivindican.
Madres revolucionarias de 30.000 hijos- hijas revolucionarios-as, Madres de cabeza clara y corazón combativo, por la coherencia, por la persistencia, por el coraje, por la ternura, por la búsqueda de justicia, por haber transformado el dolor en lucha, por defender la vida, por una ética de la resistencia, nosotras- nosotros, las ABRAZAMOS.
Grupo de Apoyo – Neuquén