FECHA: 03-05-18
REDACTOR: Martha Gómez
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Maestros voluntarios: la juventud generosa
A fines del mismo enero triunfante de MIL 959 el líder de la Revolución, Fidel Castro, convocó a profesionales como maestros, médicos, ingenieros y abogados, a marchar a los campos cubanos a impartir sus conocimientos y ayudar con sus profesiones, lo que dio lugar a la creación del Departamento de Asistencia Técnica Material y Cultural al Campesinado, devenido después en el Instituto Nacional de Reforma Agraria.
En el mismo 59 se estableció la Reforma Integral de la Enseñanza, en aras de no dejar en letra muerta el Programa del Moncada, expuesto por Fidel en su histórico alegato de defensa La Historia me Absolverá.
Desde ese año fueron apareciendo nuevas escuelas en los campos cubanos, pero ya en 1960 se apreciaba que el esfuerzo realizado todavía no cubría todas las necesidades, sobre todo en los parajes más intrincados de la geografía, la tierra de los olvidados.
En la enseñanza primaria había 600 mil niñas y niños sin escuelas y unos 10 mil maestros no encontraban empleo. Las enseñanzas media y universitaria eran exclusivas de pueblos y ciudades importantes. Fue trascendental entonces que el 22 de abril de 1960 Fidel llamó a la juventud a cubrir las plazas de maestros rurales, en un discurso pronunciado por la televisión.
La respuesta fue increíble, pues en muy pocos días, para el tres de mayo siguiente, ya se encontraba dispuesto el primer contingente de unos mil 400 que se prepararían como Maestros Voluntarios en un centro de preparación, creado en un antiguo campamento rebelde en Minas del Frío, Sierra Maestra.
Eran jóvenes de ciudad. Su entusiasmo y deseos de aportar a un empeño tan noble los hacía confiar en el futuro y no temer a lo desconocido.
En varios ciclos de preparación sumaron más de cuatro mil los Maestros Voluntarios formados en la más cadena montañosa. Entre los primeros graduados estaba Conrado Benítez, maestro asesinado el cinco de enero de 1961 en la Sierra del Escambray.
Entre los Maestros Voluntarios hubo dos lamentables muertes más: la de Alfredo Gómez, arrastrado por la crecida de un río cuando brindaba ayuda para su cruce a unas compañeras. El campamento donde radicaba en la zona de Los Cocos, cerca de Minas, llevó su nombre.
El otro fallecimiento, el de Carlos Dickinson, ocurrió debido a una grave obstrucción intestinal.
Los Maestros Voluntarios cobrarían 100 pesos mensuales, después de los primeros tres meses de trabajo en los que no recibirían emolumento alguno. Grandes valores y convicciones los animaban para desempeñar el difícil cometido. No era tarea para flojos. Además de las instrucciones y conocimientos básicos recibidos de forma urgente, en los centros de preparación, diseminados por varios campamentos cercanos al central de Minas del Frío, en la propia Sierra Maestra, se les entrenaba físicamente para la vida en las montañas.
Corre el 2018 y la Revolución está por cumplir 60 años. La obra desarrollada en el ámbito educacional ha sido colosal y los frutos, cuantiosos, aunque se esté inconforme, se trabaje por una mayor calidad y una actualización constante. Aspiraciones legítimas de esta hora, en una realidad distinta, pero solo posible gracias al aporte de esos pioneros.
Estén donde estén, ya sea en la misma profesión de la enseñanza, a la que se consagraron, o en otros oficios o ya jubilados, cada uno tiene una historia que lo marcó y recuerda con añoranza y felicidad. Un privilegio y un honor que no todo el mundo tiene.
Fue un comentario de Marta Gómez Ferrals en la voz de… y la realización de…
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