Guión radiofónico:
Locutor: Desde el 24 de marzo de 1976 hasta comienzos de 1983, la Argentina sufrió una de las etapas más oscuras a nivel político-militar (que por alguna razón en esa época un término -digamos- subordinaba al otro) y más devastadora a nivel económico.
El país estaba gobernado por una junta militar, que había tomado el poder por medio de un golpe de Estado, es decir, por un medio terrorista.
Durante este gobierno, se produjeron fundamentalmente dos hechos que intentaron legitimar o popularizar el Proceso y a sus gobernantes. Estos dos hechos fueron el Mundial de Fútbol de 1978 y la guerra de Malvinas a comienzos de 1982.
En este escrito me propongo hacer mención de algunos datos que intentarán explicar el por qué de la derrota (aunque desde el comienzo sea algo muy claro).
Antes que nada, apelemos a nuestra honestidad cívica y digamos que a todos nos gustaría ver flamear la bandera argentina sobre esas islas, ocupadas hace ya más de un siglo por un país cuyo deporte favorito siempre fue quitar -entre otras cosas- territorios a demás países (es decir, el Reino Unido). Aunque, si se lo ve de una forma más exhaustiva y se analiza el contexto, podríamos darnos cuenta que en realidad esta guerra fue más una maniobra política o un manotazo de ahogado que utilizaron estos militares para perpetuarse en el poder el mayor tiempo posible. Recordemos que, para esa época, la gente ya tenía menos miedo y se animaba un poco más a manifestarse, como pasó el 30 de marzo de 1982.
Digamos que, desde el día de la ocupación -el 2 de abril- hubo aunque muy tímidamente cierta oposición parcial a la ocupación. Por ejemplo, el de aquellas personas exiliadas en México, fundamentalmente, y en otros países también. Entre estos grupos de exiliados había dos corrientes, la primera, decía que había que retomar negociaciones de paz a cualquier costo, es decir, aún entregando nuevamente la soberanía sobre las islas para negociarla luego; y otra, quizás más ingenua, quería negociaciones de paz pero sin que las islas perdieran su calidad de argentinas. Como podemos observar, en estas ideas de los exiliados en ningún momento se tomó la guerra como una opción cercana.
En este conflicto militar, la Junta comandada por el gral. Galtieri cometió muchísimos errores, tanto desde el punto de vista militar como desde el punto de vista diplomático.
Para empezar, la idea oficial nunca fue la guerra. La idea del gobierno era ocupar para luego negociar, pero por la falta total de diplomacia de los gobernantes argentinos el país pasa de ocupar para negociar a reforzarse para ir a la guerra. Una guerra en una isla que se encuentra a 700 kilómetros de Río Gallegos y a 2.000 de Buenos Aires -digamos que, en realidad, el primer punto del conflicto sucedió en las Islas Georgias, a 600 kilómetros de las Malvinas-, contra la tercera potencia militar del mundo en esa época, famosa además por su poderío naval. Esto, cuando se combate en una isla se convierte en un punto importante.
Otro error de la Junta Militar fue creer en la neutralidad en el conflicto o hasta en el apoyo para Argentina de los Estados Unidos. Recordemos que los países que apoyaron al Reino Unido fueron Estados Unidos, Chile, Francia y la OTAN, mientras que Argentina recibió cierto apoyo ruso y el apoyo incondicional del resto de Sudamérica y Centroaménrica). Esto es sin duda un desconocimiento total de la historia conjunta de estos dos países, recordemos sin embargo que Galtieri tenía sus motivos para pensar esto, ya que en esa época los presidentes de facto de América Latina para obtener el apoyo de sus colegas estadounidenses se pegaban una vuelta por todos los cuarteles de ese país terminando en Washington DC, donde si no pecaban de comunistas recibían la bendición del gobierno. Por eso, por ejemplo, Reagan y Galtieri se conocían.
Otro error de la Junta a nivel militar fue el lugar donde eligió poner a toda la tropa. Lógicamente, el primer operativo -denominado Operativo Rosario-, donde se toma Puerto Argentino fue un éxito. Toda la tropa argentina se enfrentó a cien o doscientos ingleses y a algunos isleños con armas cortas. Sin embargo, a pesar de lo que recomendaban algunos oriundos del lugar que decían que la flota inglesa desembarcaría en el Estrecho de San Carlos, los altos mando argentinos decidieron dejar ese lugar desprotegido con sólo algunos regimientos muy pequeños.
La flota inglesa desembarcó en el estrecho y se produjo, a partir de los errores argentinos, lo que en términos militares se conoce como aniquilamiento perfecto. Es decir, arrinconar a tu rival de manera que éste no pueda otra cosa que rendirse.
Antes de que todo esto (la guerra) ocurriese hubo un intento diplomático por parte de un mediador, el gral. Haig de Estados Unidos. El mismo dos de abril, a la mañana, Haig se reúne con Galtieri, y entre wisky y risas, Galtieri le explica que de ninguna manera se retirarían las tropas argentinas de las islas; luego, Galtieri le dice a Haig que por la cantidad de gente que hay por la calle mejor se vaya en helicóptero. Se dice que en el momento en que el helicóptero de Haig pasa por la Plaza de Mayo, Galtieri exalta y hace saltar a 200 mil personas diciendo eso de si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla.
A partir de allí, la guerra se transforma en la única opción viable al conflicto.
La conclusión más importante que yo hago es que hay que dividir Malvinas en dos. Unos, fueron aquellos soldados que fueron a Malvinas sin hacer casi entrenamiento y sin carrera militar. Fueron aquellos que estuvieron indefensos ante un ejército superior en un terreno austero y árido, con poca comida, con poco abrigo. Intentando, quizás, convencerse de que luchaban por la patria, de que cumplían el sueño de un país. Fueron soldados que quisieron ser valientes. Quizás, y ésta es una apreciación muy personal, los más afortunados fueron aquellos que murieron como héroes, que lograron ser valientes y morir dignamente defendiendo el honor de un país que era el suyo -quizás hasta sin saberlo-. Hubo otros, los menos afortunados, que volvieron -quizás- sin alguna de sus extremidades y que ahora están condenados a pedir plata en el tren a personas que ya los han olvidado.
Y otra Malvinas es la de los superiores de aquellos jóvenes -no todos, hay algunos rescatables como el coronel Balsa-. Y hay algunos que no tiraron ni un sólo tiro y sólo fueron a rendirse como Astiz y de la Junta Militar que comandaba. Junta que fue a una guerra sin planearla, y cuando la perdieron, primero escondieron a los soldados en los cuarteles y luego los expulsaron a la calle sin nada de ayuda. Verdadero culpable de esta tragedia es el gral. Galtieri, que el 14 de junio sale a hablar por cadena nacional y dice algo así, el Estado nunca se rindió y todos los que digan eso son traidores a la patria, y los Estados Unidos también son traidores, etc. Es difícil calcular la cantidad de litros de wisky que el general ingirió esa noche.
Otra Malvinas es la del cementerio a los combatientes, en Darwin, cuyos vecinos aceptaron en su pueblo siempre y cuando ese cementerio que representa la muerte de una generación no sea visto desde sus balcones.
Habría que reflexionar más sobre estos hechos.
Locutor: Los responsables de la guerra pretendieron entrar en la historia como si nada hubiera ocurrido en la Argentina de ese entonces, la de 1982. Tal vez, creían que los desaparecidos, la censura, las demandas populares de paz, pan y trabajo, pasarían a ser parte del olvido. Ellos no aprendieron del pasado y la historia se los devoró.
Locutora: En 1986, la Cámara Federal de la capital argentina juzgó la responsabilidad del conflicto con Gran Bretaña por impericia en la conducción de la guerra -entre otros cargos-. La sentencia dictada fue la siguiente:
General Leopoldo Fortunato Galtieri, 12 años de reclusión y destitución.
Almirante Jorge Isaac Anaya, 12 años de reclusión y destitución.
Brigadier Basilio Lami Dozo, 12 años de reclusión y destitución.
General Mario Benjamín Menéndez, absuelto.
Un indulto del ex presidente Menem, a inicios de los años 90, dejó sin efecto la condena de la Justicia.
Locutor: 1982-2007. A 25 años de la guerra La Argentina no olvida a los chicos de la guerra.