siembro
de ojos negros.
hay
cincuenta razones
en un tarro:
saquemos al azar, ya-fue.
pero no tenías
necesidad
de encontrar
la punta del ovillo.
ese día se terminó el juego,
dijiste.
estábamos
girando
entre dos paredes.
estábamos
cansados
de nuestras palabras.
queríamos
tarde de sol sin sol,
queríamos
una primavera
que dure
diez inviernos.
sólo
te dije:
te-cielo-de-ojos-negros.