Zacarías 14,3
Ante situaciones trágicas, incomprensibles, que nos superan, - sea que nos toquen de cerca, o que pasaron en algún lugar lejano pero que nos conmueven; sean consecuencias de actos humanos o de otras fuerzas - aparecen preguntas referidas al lugar de Dios: ¿Dónde estaba Dios? Y a su actuar: ¿por qué Dios permitió esto o aquello? Esperamos alguna respuesta, pero muchas veces sólo hay silencio…
¿Sólo silencio? A veces necesitamos parar, no hablar, para realmente ver y sentir dónde está Dios, cómo actúa Dios. Una flor en medio de las ruinas, el canto de un pájaro en medio de la tormenta, la sonrisa de un niño en medio de un conflicto… Una mano que nos ayuda a levantarnos, una canción que alguien silba que nos renueva el ánimo, un abrazo que nos desafía a continuar…
“Saldrá el Señor y peleará…”, tenemos que dejarle actuar, confiarnos en sus manos, seguir andando…
Oh Señor, ayúdame este día a vivir de tal manera aquí, que tu nombre esté glorificado, pues anhelo honrarte sólo a ti. Con la diestra de tu gran justicia, me sustentas en la turbación. Tus promesas son sostén y guía, siempre en ellas hay consolación. (Culto Cristiano N°464).
Mónica Hillmann
Zacarías 14,1-11