FECHA: 24-02-20
REDACTOR: María Rosa Del Sol Orue-Tomás Noda
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Misneyi vive satisfactoriamente gracias a su trasplante renal.
Misneyi Martínez Martínez, de 39 años de edad, es una de los miles de pacientes cubanos beneficiados con los trasplantes renales, intervención casi exclusiva de los países de más alto desarrollo, pero que en la Mayor de las Antillas se practica hace medio siglo de manera totalmente gratuita, a pesar de los enormes costos que implica su realización.
Desde su primera década de vida ella sufre de diabetes mellitus tipo uno, la cual desencadenó una nefropatía diabética, complicación renal de esa enfermedad, y posteriormente comenzó a presentar índices elevados en la creatinina, lo cual alerta un mal funcionamiento de los riñones.
Así narró su experiencia, marcada por ese primer padecimiento, caracterizado por una destrucción selectiva de las células beta del páncreas, que provoca una deficiencia de insulina-, y más tarde determinada también por la aplicación de la hemodiálisis, hasta que se le implantó el órgano de un donante fallecido.
“Solo durante un mes recibí esa terapia de sustitución renal, primeramente, por un catéter y después me hicieron en el brazo izquierdo una fístula, otro acceso vascular para facilitar el desarrollo de la misma”, comentó.
En el servicio de Nefrología, perteneciente al Hospital Universitario Manuel Ascunce Domenech de la ciudad de Camagüey, a Misneyi le realizaron ese proceder, el cual tiene el propósito de suplir parcialmente el papel de los riñones.
“La hemodiálisis me causaba regurgitaciones y dolor de cabeza, y pesaba solo 90 libras”, enumeró, no sin antes recordar que nada más podía beber en el día un litro de agua, además de los alimentos consumidos en ese momento los cuales ya contenían el líquido.
“Tuve la dicha que ese proceso terapéutico no se extendió más tiempo, e inmediatamente surgió la oportunidad de que se me hiciera el injerto, un acto quirúrgico que culminó satisfactoriamente, y aquí estoy luego de dos años y tres meses”, manifestó entre risas.
El agradecimiento siempre está implícito en las palabras de Misneyi, quien reconoce los beneficios que disfrutan en Cuba los pacientes trasplantados, un servicio sin costo alguno como el resto de los que brinda la Salud Pública de la nación caribeña.
“Durante tres meses de 2015 laboré en Catar como optometrista, profesión que en la actualidad desempeño en el policlínico José Martí de la capital provincial”, mencionó la camagüeyana mientras expresaba que solo estuvo por ese periodo de misión porque su insuficiencia renal ya estaba avanzanda.
“Aunque allí no conocí personalmente a un enfermo en condiciones similares -continúa-, sí pude comprender lo afortunados que somos en nuestro país, pues trabajé por la parte de servicios médicos cubanos en un hospital privado, donde los precios de cualquier atención eran exorbitantes y, por ejemplo, un trasplante renal podía costar hasta 250 mil euros”.
Una vida normal ha tenido ella desde que se consumó la operación, sin dejar de tomar los medicamentos inmunosupresores, de obligatoriedad por su función de disminuir la reacción del organismo ante el órgano implantado.
“Esos fármacos de primera línea son costosos, y en la farmacia del hospital te los dan gratuitos sin ningún tipo de problema, e igualmente cada tres meses me hacen los análisis complementarios”, explicó y sentenció que ahora puede ingerir tres litros de agua, además de los líquidos extras, sale a bailar, y monta su moto eléctrica, pero sin excederse.
Más de 40 años de trasplante renal en Camagüey
Al celebrarse los 50 años del primer trasplante de este tipo en Cuba y en abril venidero el aniversario 42 del primero realizado en el camagüeyano “Manuel Ascunce Domenech”, en esa instalación hospitalaria se han efectuado 580 procedimientos de ese tipo a pacientes de la provincia y del municipio de Morón, y Ciego de Ávila, y antes de la división político-administrativa que abarcaba entonces territorios hoy de Sancti Spíritus y Las Tunas, también a pacientes de esas regiones.
Leonardo Curbelo Rodríguez, Jefe del Servicio de Trasplante en esa institución, refirió que la provincia se encuentra entre las mejores de la nación en cuanto a la supervivencia de los pacientes, con un 88 por ciento al año y un 70 por ciento al lustro, según recoge un estudio reciente que comprende desde 2015 hasta 2019.
En diciembre de 2017 se realizó con éxito en esa unidad asistencial el primer injerto renal con donante vivo, de hijo a padre, a partir del asesoramiento de galenos de Holguín, y al año siguiente se repitió, pero fue el progenitor quien cedió el órgano a su descendiente.
Además de poderse planificar con más tiempo la intervención quirúrgica, las posibilidades de rechazo disminuyen cuando el riñón se extirpa de una persona viva, existe un grado superior de compatibilidad y, por lo tanto, una mayor supervivencia del receptor.
La elevación de la calidad de vida de quienes padecen de insuficiencia renal y se tratan con hemodiálisis es la premisa de los especialistas del Servicio de Nefrología del hospital agramontino, sobre todo con la aplicación certera de las técnicas del trasplante renal a aquellos pacientes aptos para ese proceder, incluyendo a los de edad pediátrica.
Luego de efectuarse exitosamente el 24 de febrero de 1970 la primera operación de ese tipo en el país, en el Instituto de Nefrología de La Habana, la segunda aconteció cuatro años después en la provincia de Santiago de Cuba y en Camagüey se realizó en 1978.
Fue un comentario de María Rosa Del Sol Orue.
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