FECHA: 11 de diciembre de 2017
REDACTOR: María Elena Balán Saínz
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Nadie tiene derecho a robar lo mío, lo tuyo, lo nuestro
Si vas a la bodega te roban en el pesaje, pero en el agromercado sucede igual, si acudes a un restaurante no te ponen en la mesa los alimentos con el gramaje que aparece en la Carta Menú. El consumidor carga con esa desventaja, mientras quienes estafan echan dinero a sus bolsillos.
Hace unos días visitamos con colegas un restaurante donde se paga en moneda nacional. Nos pareció buena la oferta. Comida criolla, plátano frito abundante, ensalada de estación. Resultó agradable y accesible el precio, de ahí que pasadas unas semanas volviéramos al lugar.
Resultó que no nos sirvieron la vianda como la otra vez, sino en un platillito de taza de café, y con el mismo precio por la pequeñísima ración.
Era un domingo por cierto y no otro día de semana como la primera vez de la visita al restaurante. ¿Será que al ser fin de semana los dependientes multan a los comensales para llevarse más ganancias en un lugar donde el Estado es el abastecedor y recolector oficial de lo que allí se expende?
Ni siquiera se trataba de una llamada Paladar, y al comentar con otras personas asiduas a ese lugar coincidieron en que de lunes a viernes el gramaje de los alimentos viene acorde con la Carta Menú, no así sábado y domingo, regularmente. Y los individuos por no parecer ridículos al reclamar los plátanos fritos que les corresponden o porque se han habituado ya a aceptar que los timen en bodegas, agromercados, tiendas recaudadoras de divisas, y en otros muchos sitios, hacen mutis.
Quien se “arriesga” a exigir sus derechos de consumidor encuentra que el administrador no se encuentra, está reunido o le dan otra disculpa.
En estos tiempos que corren hay personas que piensan que apropiarse de lo que es de su empresa, de su taller, del lugar donde construyen un edificio o del sitio donde laboran no es malo, porque son bienes del Estado y total, los suministros vuelven a suplir eso que “se perdió”.
Lo peor es que muchos lucran con todo aquello que se llevan del trabajo y cuando alguien les dice que es una ilegalidad, se ofenden. Quieren ganar más dinero que quienes en realidad dan su aporte a la sociedad y estudiaron y se superaron para desempeñar su profesión.
No puede entenderse que algunas personas, aduciendo necesidades personales, roben a quienes deben atender en un centro público de recreación, en el establecimiento para productos normados por una libreta de abastecimiento o en las tiendas de divisas donde adulteran precios o dan el cambio con monedas de menos.
Son conductas reprobables y existe un código penal que las sanciona. No se puede admitir que quede impune quien atente contra los bienes sociales o de las personas.
Fue un comentario de María Elena Balán Saínz en la voz de..
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