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EL AUDIOVISUAL PERMITE NO OLVIDAR NUESTRA HISTORIA Y TENER MEMORIA DE LO QUE HA PASADO CON NUESTROS PUEBLOS La sinfonía de los Andes, Documental realizado por Martha Rodríguez El sábado 3 de febrero en la finca La Emperatriz fue el estreno del documental “La sinfonía de los Andes” producido por Martha Rodríguez, lugar que ha sido muy representativo para la lucha del pueblo Nasa en el proceso de liberación de Uma kiwe. Varias chivas de diferentes resguardos trajeron consigo a los comuneros que querían ver este documental, compartir un rato de reflexión sobre la guerra y como esta ha afectado directamente a niños, mamás y papás, su legado y su historia. Querían compartir un rato de reflexión sobre las sonrisas que los armados intentaron acallar con balas y explosiones; por eso seguimos recordando su alegría y su vida; sus espíritus aún están con nosotros, su sangre derramada es abono para la lucha que continua el pueblo Nasa a pesar de las adversidades; La sinfonía de los andes rinde honor a la vida de Sebastián y su hermanito muerto antes de nacer, de Maryi Vanessa Coicue de El Credo y de Ingrid Guegia de Pueblo Nuevo, Naya y muchos otros niños que han marcado una parte fundamental en el proceso indígena. 120 minutos en los que los comuneros y las comuneras estuvieron atentos de principio a fin, y mientras tanto muchas lágrimas cayeron al ver y sentir las historias que se narraban. Nos identificamos con el dolor, porque sabemos muy bien lo que se siente, la guerra nos ha tocado a todos, hemos perdido hijos, hijas, padres y familia por las consecuencias que ha dejado en el territorio que habita la comunidad Nasa. La emperatriz, aunque tiene una importancia singular en la lucha de los Nasas por la tierra, es solo una de las muchas historias que se pueden contar sobre la liberación de Uma kiwe. En Colombia la distribución del suelo es excesivamente desigual, basta con decir que el 0,4 % de la población es dueña del 41,4% de la tierra. En el Cauca el 7,8% de la población es dueña del 60,22%. Mientras tanto el 85,4% de la población tiene que conformarse con el 26,03% de la tierra Los 260.000 Nasas que hay en el Cauca han sido despojados de sus tierras, reduciéndolas a 612.000 hectáreas, pareciera bastante, pero la mayor parte de estas son reservas forestales como páramos, sitios sagrados, ojos de agua e incluso algunas de ellas son improductivas. Mientras tanto el rico es dueño de las tierras más fértiles, esas que se extienden por todo el valle del cauca, ese valle que alguna vez fue nuestro, donde los abuelos bailaron, cantaron, bebieron chicha y cogieron café, donde al son de flautas y tamboras, nuestros ancestros tejieron parte del camino hacia el wët wët finzenxi. La unidad del pueblo Nasa en el norte del cauca está ligada a su amor por la tierra, a su historia, al respeto y las enseñanzas que tata wala dejó; por eso la memoria audiovisual es ahora una herramienta que permite dejar plasmado en imágenes los sucesos que han ocurrido en nuestro pueblo. La música que acompaño el documental la realizan los jóvenes que hacen parte de la Orquesta de Instrumentos Andinos del resguardo indígena de Huellas Caloto, que buscan cantar su historia, su cultura, sus sueños, sus miedos y esperanzas. Estas melodías acompañan las tres historias, las tejen con sus personajes, y nos ayuda a contextualizar la resistencia del pueblo Nasa, donde los jóvenes le cantan a la vida y sueñan con un mundo diferente al que ofrece los modelos económicos que solo dejan guerra y terror en los territorios. El reto que queda, es para los realizadores indígenas, quienes cada vez son más los que quieren apoderarse del medio y ser ellos mismos quienes cuenten sus historias; porque nadie va a contar sus realidades de manera tan fiel como ellos mismos. Actualmente en los diferentes territorios indígenas del Cauca existen procesos de comunicación que se han ido fortaleciendo y que han generado un referente para poder ellos mismos hacer memoria audiovisual de sus realidades; por eso, trabajos como el de Martha Rodríguez motivan a los nuevos realizadores. La sensación de melancolía se siente a flor de piel y se refleja en los rostros de comuneros y comuneras; algunos recuerdan historias propias o la de alguien más, hasta terminar sintiendo el documental como suyo, como parte de su historia. Aunque cayeron muchas lágrimas, también quedaron reflexiones sobre la dura realidad de nuestra cotidianidad. Parte de nuestra rutina la han cambiado los de afuera, los que quieren acabar con nosotros, hoy más que nunca nuestra malicia indígena debe estar a flor de piel. Por eso, hoy hay que pararnos firmes desde los procesos de abajo, desde las comunidades, seguir juntos como Abya Yala, esa gran montaña que quisieron dividir, pero que aun en su corazón resiste. Desde 1492 nos han querido colonizar, primero con espejos y pólvora, ahora la guerra cambió, es de ideas y tecnología, pero será nuestra malicia la que nos ayudará a resinificar esas armas, a usarlas a nuestro favor, como lo hace este documental. Escuchemos a Álvaro Hilamo integrante de la Orquesta de Instrumentos Andinos, quienes fueron los encargados de la musicalización del documental.
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