Es tal la inconsistencia del montaje policial, que en Octubre del 2017 el mismo tribunal absolvía a los 11 imputados ante le falta de evidencias y la cuestionable validez de las pruebas presentadas, especialmente la declaración de Peralino, quien acusó haberla dado bajo presiones y tortura.
Pero este año asumió el gobierno la derecha y al parecer quiere darle el gusto a los latifundistas con un chivo expiatorio.
Así es como han reabierto el caso con las mismas pruebas, pero dejando libres a ocho de los imputados y aplicando esta condena a los Tralcal y Peralino.
No tiene ningún sentido. A esto hay que agregar que una fiscal renunció antes de la sentencia, acusando presiones.
A todas luces, se trata de un montaje policial con fines de persecución política.