FECHA: 12 octubre 2018
TEMA: Para qué sirve el apéndice
REDACTOR: Alain Amador
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN.
LOC: Una apendicitis aguda es un cuadro muy común donde el apéndice es el protagonista; lo que lleva a preguntas tales como ¿ese órgano sirve para algo más que inflamarse y causar la crisis que nos lleve al quirófano?
Investigaciones recientes señalan que el apéndice, esa denostada parte de nuestro aparato digestivo, tiene una función muy útil.
Durante mucho tiempo se le consideró un órgano residual que se había atrofiado por carecer de utilidad. Esta versión venía apoyada por el hecho de que, tras la apendicitis, las personas pueden seguir viviendo sin problemas.
Así lo indica Carmen del Arco Galán, responsable de la Secretaría Científica de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias.
VOZ MUJER ESPAÑOL: “El apéndice es un asa intestinal, comunicada con el ciego, o sea, el inicio del intestino grueso, que no tiene continuidad en uno de sus extremos.
Su aspecto de tubo móvil pequeño y estrecho recuerda a un gusano en movimiento, por eso se le denomina apéndice vermiforme”.
Hallazgos recientes apuntan a que en esa asa de pequeño tamaño existe un reservorio de bacterias intestinales que permitiría recuperar la flora intestinal tras una enfermedad que la destruyese o sustituyese, por ejemplo, una gastroenteritis prolongada.
Además, el apéndice es un órgano linfoide. Eso significa que en su pared existe un importante número de células que pertenecen al sistema inmune, a las defensas del organismo, como las que hay en las amígdalas de la garganta o en los ganglios.
La doctora Del Arco recuerda que el sufijo “itis” implica inflamación. Por lo tanto, la apendicitis es la inflamación del apéndice, como la gastritis es la inflamación del estómago o la tendinitis, la inflamación del tendón.
En el caso del apéndice, la inflamación se inicia en la pared interior, en la capa de células linfoides. La respuesta a la inflamación conduce a la producción de moco y acaba por ocluir la luz. Esa oclusión hace que se vaya distendiendo la pared, como cuando inflamos un globo, añade la experta.
Parece ser que existe una predisposición familiar y se está investigando la asociación entre la apendicitis y otras patologías del tubo digestivo. Sin embargo, aún no hay nada concreto y fiable al respecto.
La doctora asegura que no hay que angustiarse cuando aparece un dolor abdominal pues el CUARENTA por ciento de ellos son dolores inespecíficos que se resuelven solos y no tienen ninguna consecuencia.
En lo relativo al tratamiento, es, inicialmente, quirúrgico.
Están apareciendo publicaciones en las que se plantea un tratamiento conservador con antibióticos y sin cirugía que parece ofrecer buenos resultados, pero aún no es la actuación estándar, concluye.
Novedades de la ciencia y la tecnología por medio de Alain Amador, Yosdani Muñoz y Yasney Crespo.
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