Esta forma de explotación sólo es posible mediante una red que opera simultáneamente a nivel mundial. Cuando se hace referencia a una red, la palabra tiene un significado real y concreto. Las redes de trata en el mundo asumen una variedad enorme de modalidades de acción y de organización interna. No son todas iguales y sus características están estrechamente relacionadas con la realidad delictiva del país. Por ejemplo, en Japón la red de trata de mujeres por excelencia son los Yakuza, que además de manejar drogas y juegos ilegales son compradores por excelencia de miles de mujeres colombianas; en México funcionan los coyotes, que trafican mujeres principalmente a EEUU y en parte se valen de la infraestructura que les proporcionan los narcos; en Europa existen la mafia albanesa y la mafia rusa que trafican mujeres hacia los países de la unión Europea y también existen infinidad de redes en África, Asia y sudeste asiático.
Veamos cómo está integrada y cómo funciona una red de trata de mujeres para la explotación sexual en Argentina:
Los explotadores: son los dueños de las mujeres. En la trata hay dos tipos de explotadores, por un lado están los regentes, que tienen lugares físicos (prostíbulos, cabaret, wiskerías) y por otro los proxenetas, que no tienen lugares físicos propios, entonces le alquilan sus mujeres a los regentes.
Los entregadores: son quienes marcan a las mujeres y les dan el dato a los secuestradores. Generalmente los entregadores son personas conocidas de las mujeres: vecinos, familiares, amigos, novios, esposos, etc.
Los secuestradores: son quienes captan a las mujeres con una variedad de modalidades. En general lo hacen mediante engaños: ofertas laborales que son principalmente no sexuales, que llegan a través de avisos clasificados o por ofrecimiento de un entregador, y que pueden ser ofertas de trabajo doméstico en alguna otra provincia o castings para publicidades, cine, modelaje, etc. Cuando la oferta incluye una propuesta sexual es siempre a través de afectos cercanos, como novios o maridos que las convencen o las obligan a prostituirse. El caso más conocido en este sentido es de Andrea López.
-Andrea Noemí López y su hijo de tres años, habían vivido salvajes episodios de violencia de parte de VICTOR MANUEL PURRETA, boxeador argentino que goza actualmente de impunidad. El la obligaba a prostituirse. Ella quería parar y el boxeador la golpeaba. Ella lo denunciaba.
Desapareció en la Ciudad de Santa Rosa, La Pampa, el 10 de febrero de 2004 a los 26 años. Su madre, Julia Ferreira, supo de su desaparición sólo 16 días más tarde y lo denunció. El proxeneta y ex pareja de Andrea, omitió la información.
Pero su madre sabe que Andrea fue atendida varias veces en urgencias de salud pública debido a los golpes que el boxeador le daba.
Luego de la desaparición, Purreta fue condenado por la Justicia Penal de la Provincia de La Pampa a 5 años de cárcel (que no cumplió completos), por forzar a Andrea a prostituirse. Se descubrió que en enero de 2004, la llevó a trabajar a un Cabaret, del que, casualmente el agresor y proxeneta era socio, en la localidad de Pehuajó. Dos meses después de la desaparición de Andrea, Juan Carlos Morán,
-socio de Purreta- avisó a la familia de Andrea que ella habría sido vista en una localidad vecina, tres meses más tarde en julio, Morán apareció asesinado, atado de pies y manos, colgado de la ducha del baño del prostíbulo que regenteaba de Andrea no se tienen noticias hasta hoy.
Los secuestradores pueden recurrir también al rapto, los cuales son efectuados por un operativo tipo comando del que participan un grupo de personas. Las mujeres son interceptadas en la calle o en otro lugar, forzadas a subir a un auto. Antes son bien investigadas y se las rapta a plena luz del día. Así fue secuestrada Marita Verón. Este método es el menos usado porque supone un riesgo mayor para los tratantes.
Los agentes secundarios: son los que trabajan con los explotadores realizando tareas menores: peluquería y venta de ropa a las mujeres secuestradas, médicos, personas que realizan servicio de limpieza en los prostíbulos, los abogados defensores de los tratantes, los testaferros o capitalistas de la red, etc.
Las grandes empresas: son las grandes compañías, agricultoras, petroleras, turísticas, los hoteles. Son parte de la red en la medida en que aportan el caudal más importante de clientes y es por ello que los prostíbulos se instalan y funcionan en torno a ellas. Sabido es, por ejemplo, el crecimiento acelerado de prostíbulos y wiskerías en Fray Bentos producto de la instalación de la pastera Botnia o del crecimiento también de los prostíbulos en Gualeguaychú, fruto del auge del llamado carnaval del país.
Los clientes: sin los cuales el negocio no existiría directamente. Los clientes son la enorme cantidad de hombres, de todas las edades y clases sociales, que demandan y consumen prostitución. No hay ningún impedimento para que un hombre pueda consumir prostitución: se puede acceder con unos pocos pesos en un prostíbulo miserable o un sauna apestoso o ser un cliente vip en un hotel internacional, servicio de spa incluido y pagando cientos de dólares. Está claro que sin clientes no habría ni prostitución ni trata.
Y la red se cierra con el eslabón necesario y fundamental para que el negocio funcione: las fuerzas de seguridad y los funcionarios. Las fuerzas de seguridad son la policía, la prefectura naval, la gendarmería, y los funcionarios son políticos, jueces y empleados judiciales. Una actividad como esta necesita de una logística importante: es necesario trasladar a las mujeres de una provincia a otra e incluso de un país a otro y es necesario documentación falsa para cambiarles la identidad. Las fuerzas de seguridad son fundamentales en esta parte: no sólo liberan el territorio o incluso a veces realizan los traslados ellos mismos, sino que además aportan la documentación falsa, avisan cuando va a haber inspecciones o allanamientos en los prostíbulos, desestiman o directamente obstaculizan las denuncias de los familiares y las investigaciones, hacen desaparecer pruebas, cambian silencio por dinero y tienen pase gratis para acostarse con las chicas. Los funcionarios también son indispensables porque son los que directamente garantizan la impunidad de los tratantes.
Quizá uno de los casos más emblemáticos respecto de la responsabilidad de la policía y que fue denunciado incluso a través de varias movilizaciones de familiares y vecinos, es el de Otoño Uriarte:
- Otoño Uriarte desapareció el 23 de octubre del 2006, en la localidad rionegrina de Fernández Oro, aparentemente de regreso a su casa y después de asistir al colegio nocturno en donde cursaba el bachillerato. Quienes debían investigar su desaparición dijeron en su momento: que se había ido por su cuenta, que no había indicios para presumir un crimen, que ya iba a volver.
Sin embargo en las investigaciones que llevaron a delante por familiares y amigos pudieron probar sin dejar lugar a dudas, la complicidad entre personal policial de Choele-Choel y proxeneta de la zona que regenteaban un prostíbulo, a través de conversaciones telefónicas que fueron grabadas.
A pocas semanas de conocerse estas grabaciones, el 26 de abril del 2006, fue hallado un cadáver flotando en las aguas de un canal de riego de Cipolletti, cerca de la esclusa de una usina hidroeléctrica. Se confirmo que era de Otoño.
En la causa de Otoño, la carátula se modificó una semana antes de que se hallara su cuerpo, justo cuando se conocieron escuchas telefónicas que mostraban la complicidad entre policías en actividad con proxenetas que querían fichar menores. Recién entonces se habló de desaparición forzada. ¿Hace falta decir que fue demasiado tarde?