FECHA: 28-08-19
REDACTOR: Martha Gómez Ferrals
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Perucho Figueredo y el canto que no cesa
El 17 de agosto de 1870 cayó bajo las balas de un pelotón de
fusilamiento el mayor general del Ejército Libertador Pedro Figueredo Cisneros, conocido sencillamente en la historia con el nombre de Perucho Figueredo, acompañado por la grandeza de haber legado a los cubanos el canto de batalla que es su Himno Nacional.
Figueredo fue un prócer de vida extraordinaria y meritoria, aunque truncada de manera temprana. Figura entre los padres fundadores de la nación, pues perteneció a la hornada de patricios que conspiraron y trabajaron por el primer levantamiento libertario iniciado el DIEZ de octubre de MIL 868.
En el momento de su ajusticiamiento, en una fortaleza colonial de Santiago de Cuba, Perucho se encontraba gravemente enfermo como consecuencia de la fiebre tifoidea. El enemigo lo había capturado ya contagiado y en un estado deplorable, junto a su familia, en la finca Santa Rosa, en el monte firme cercano a la Sierra Maestra.
Opuso la resistencia posible, pero fue reducido y hecho prisionero. Sus hijas, también capturadas, estuvieron a su lado inicialmente. Un navío militar español los condujo a Santiago de Cuba. El 16 de agosto de 1870 presentaron a Pedro Figueredo a un urgente consejo de guerra.
La declaración del patriota ante los jueces, reza: “Soy abogado y como tal conozco las leyes y sé la pena que me corresponde. La de muerte. Pero no por eso crean ustedes que triunfan, pues la Isla está perdida para España; el derramamiento de sangre que hacen ustedes es inútil y ya es hora de que reconozcan su error.
“Con mi muerte nada se pierde pues estoy seguro de que a esta fecha mi puesto estará ocupado por otra persona de más capacidad. Si siento la muerte es tan solo por no poder gozar con mis hermanos la gloriosa obra de la redención que habían inaugurado y se encuentra ya en el final”.
Al día siguiente fue conducido al paredón. Su estado físico no le permitía caminar ni sostenerse de pie. Fue llevado montado en el lomo de un burro, en un trayecto en el que recibió las burlas y el escarnio de sus verdugos. Cuentan que él les respondió: “Está bien, está bien,
no soy el primer redentor que monta un burro”.
Y los cronistas consignan que antes de caer aún tuvo fuerzas para decir: ¡Morir por la Patria es vivir!, el verso más inspirado de su creación.
Fue un comentario de Por Martha Gómez Ferrals en la voz de y la realización de
ACN RADIO
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